París

Ella se llamaba Jackie

Ella se llamaba Jackie
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«Soy el hombre que acompañó a Jacqueline Kennedy a París, y lo he disfrutado», dijo el presidente J.F.K. después de una visita a Francia en 1961, en la que la primera dama fue el absoluto centro de atención. La joven pareja llevaba pocos meses en la Casa Blanca cuando volaron a París en un viaje oficial y, a su llegada, encontraron a cientos de parisinos esperándolos en las calles, ansiosos de ver a la elegante Jackie. La fascinación de los franceses por la mujer de Kennedy no ha disminuido con el tiempo, prueba de ello es la reciente exposición en París de 150 fotos íntimas de la icónica primera dama.

«Ella se llamaba Jackie» es el nombre que han elegido para esta recopilación, abierta al público en la galería Joseph Thorigny. Las fotografías muestran las distintas facetas de Kennedy, desde su juventud, pasando por su matrimonio y su vida ligada a la política, hasta sus años después de la muerte de su primer esposo. Jackie fue adorada en los sesenta y es recordada por su estilo elegante «chic», que además marcó pauta para las siguientes primeras damas –sin duda, Michelle Obama aprendió alguna lección de su predecesora–, pero esta exhibición demuestra que la joven era mucho más que su apariencia.

w lectora y bailarina

Desde pequeña, Jacqueline Lee Bouvier era amante de la lectura, de la equitación y del ballet. En 1949 se instaló en París durante un año para continuar sus estudios de literatura, arte e historia en la Sorbona. Desde entonces quedó encantada con la ciudad luz; a su vuelta, la joven escribió: «Llego a casa con un amor por Europa que, me temo, nunca me dejará». Tanto fue así, que cuando volvió como esposa del presidente de Estados Unidos comenzó las gestiones para trasladar la Mona Lisa de Leonardo da Vinci a su país. Tras intercambiar numerosas cartas con el ministro de Cultura galo, André Malraux, que también pueden verse en la exposición, Jackie logró que el cuadro fuera expuesto fuera de Francia por primera vez.

La exhibición fue comandada por Frédéric Lecomte-Dieu, considerado el biógrafo oficial de los Kennedy, quien ha hecho énfasis en que Jackie era «una mujer culta, inteligente, irónica y brillante en todos los sentidos». Además, durante la administración de su esposo fue un apoyo imprescindible en una época de decisiones complicadas, como la desastrosa intervención militar de Bahía de Cochinos, en Cuba, después de la cual «Kennedy se echó literalmente a llorar en los brazos de su mujer, se sentía culpable», asegura Lecomte-Dieu. La exhibición puede visitarse hasta el 3 de septiembre.