Jorge Alcalde

¿Por qué el Sol es la única estrella conocida que permite la vida?

¿Por qué el Sol es la única estrella conocida que permite la vida?
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¿Qué le hace tan especial a nuestro Sol como para poder permitirse el lujo de dar hogar a un tipo de vida aparentemente único en la galaxia? Parece ser que es su tamaño. O mejor dicho, su brillo, Mejor aún, la conjunción entre su tamaño y su brillo, es decir, lo que los físicos conocen como «tipo espectral». Se llama tipo espectral de una estrella a la temperatura de su fotosfera. En la mayoría de las estrellas, al menos en aquellas de secuencia principal (entre enanas rojas y gigantes azules) esta temperatura está directamente relacionada con la masa del astro. Para que un planeta que ronda una estrella pueda albergar vida es necesario que la fotosfera estelar no esté ni demasiado fría ni demasiado caliente. Un calor extremo impediría la formación de una atmósfera estable, por ejemplo, y literalmente achicharraría cualquier intento incipiente de actividad biológica. Un frío excesivo tendría efectos quizá más perniciosos para la vida a punto de brotar.

Compatible

Los físicos han determinado que el rango ideal para que un planeta sea habitable es que gire alrededor de una estrella cuya fotosfera arda entre 4.000 y 7.000 grados kelvin. ¡Oh casualidad!: el Sol está justo en medio de este termómetro, con sus casi 5.800 grados kelvin.

Deducimos, pues, que el Sol es una estrella cuyo rango espectral es compatible con la vida. Algo evidente desde el momento en que usted está leyendo esto. Pero no solo de temperatura vive la vida. Existe una catarata de factores añadidos que han de coincidir en el tiempo y en el espacio para que brote la primigenia brizna de biodiversidad.

Pensemos, por ejemplo, en el tiempo. Los menos de 200.000 años que lleva el homo sapiens sobre la faz de la Tierra no son más que un parpadeo en relación con la evolución geológica del planeta. La vida es un proceso lento, paciente, pausado. Los primeros microorganismos dignos de llamarse tales en nuestro mundo afloraron hace cerca de 3.800 millones de años. Tuvo que pasar la friolera de 300 millones de años para que aparecieran los primeros seres unicelulares, que soportaron las inclementes condiciones del clima y el volcanismo propias de un mundo recién nacido. Y luego hubieron de transcurrir 2.500 millones más para que algunos de esos bichitos empezaran a metabolizar elementos del agua y liberar oxígeno. La producción en masa de estos seres generó una nueva atmósfera y cambió la faz terrestre. Fueron responsables de la aparición de los primeros organismos consumidores de oxígeno, primero simples y unicelulares, luego cada vez más complejos, dotados de racimos de células con funciones distintas. Células que permitían a estos entes buscar la luz, luego aprovechar las sombras, luego alimentarse de compuestos orgánicos, luego reproducirse sexualmente... A medida que los grupos de células fueron especializándose y creciendo en número, las funciones de que eran capaces sus seres portadores fueron más complejas. La vida requiere miles de millones de años. Por eso, las estrellas que viven menos o que son incapaces de mantener ciertas condiciones de estabilidad durante ese tiempo no son buenas candidatas a dotar de vida a alguno de sus planetas.

¿Es posible levitar?

Levitar es imposible, a menos que uno sea rana. Y, preferiblemente, una rana de los laboratorios de física de las universidades de Nottingham en el Reino Unido y Nijmegen en Holanda. Ambos centros consiguieron recientemente hacer flotar por encima del suelo a una rana. Y lo hicieron sin necesidad de acudir a ningún tipo de faquir ni de gurú de la meditación trascendental: usaron simplemente la ciencia.

Se basaron en la propiedad diamagnética que presentan prácticamente todos los átomos de los que está formada cualquier tipo de materia. Los físicos holandeses y británicos crearon un campo magnético poderoso (1.000 veces más grande que el que se pueda originar con un imán doméstico) y situaron a una rana sobre él. La fuerza generada fue lo suficientemente intensa como para compensar a la fuerza de gravedad. Además, esta nueva fuerza actúa directamente sobre todos los átomos del animal, con lo que este puede levitar durante unos segundos, separándose del suelo como si flotara.

¿Las mujeres sufren más migrañas?

Una nueva investigación publicada en Frontiers in Molecular Biosciences revela un mecanismo potencial para la causalidad de la migraña que podría explicar por qué las mujeres las padecen más que los hombres. Los resultados sugieren que las hormonas sexuales afectan a las células alrededor del nervio trigémino y los vasos sanguíneos conectados en la cabeza, con los niveles más altos de estrógenos en mujeres en edad reproductiva. El hallazgo proporciona a los científicos una nueva ruta prometedora para tratamientos personalizados.