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Historia del traje

La historia detrás del traje rosa más famoso del siglo XX: el conjunto que cambió la historia para siempre

Lo que comenzó como un icono de estilo terminó marcado por la tragedia y hoy permanece oculto en una cámara sellada que no se abrirá hasta dentro de casi un siglo

La historia detrás del traje rosa más famoso del siglo XX: símbolo de elegancia, tragedia y memoria Getty Images

El 22 de noviembre de 1963, el mundo se detuvo en Dallas. Ese día, Jackie Kennedy no solo perdió a su esposo, el presidente John F. Kennedy, sino que quedó inmortalizada por la imagen de un traje rosa que marcaría para siempre la memoria colectiva.

A simple vista, era un conjunto elegante y sobrio, fiel al estilo impecable que la distinguía: un traje de tweed rosa chicle con solapas azul marino, botones dorados y un pequeño sombrero pillbox a juego. Pero tras los disparos que cambiaron la historia de Estados Unidos, aquella prenda dejó de ser un gesto de moda para cargar con el peso del horror.

"Que vean lo que han hecho", respondió Jackie cuando sus asistentes le pidieron que se cambiara antes de regresar a Washington. Vestida aún con el traje manchado de sangre, se mantuvo erguida frente al caos, encarnando una mezcla de dolor, entereza y dignidad que el mundo nunca olvidaría.

Un Chanel que no era Chanel

Durante décadas se creyó que Jackie Kennedy vestía un diseño original de la casa francesa Chanel. Sin embargo, el traje fue confeccionado en Nueva York por el salón Chez Ninon, que trabajaba con un sistema autorizado de "línea por línea" utilizando tejidos y patrones enviados directamente desde París.

La razón era política: las Primeras Damas debían llevar ropa fabricada en Estados Unidos. Así, Jackie pudo mantener su predilección por la elegancia francesa sin desafiar las reglas no escritas del protocolo nacional.

El conjunto, réplica de un modelo de la colección Otoño-Invierno 1961 de Chanel, era uno de los favoritos del presidente Kennedy. De hecho, fue él quien le pidió que lo llevara aquel día en Dallas, sabiendo que el público adoraba verla con ese color que simbolizaba optimismo y cercanía.

De la moda al mito

Tras los disparos, Jackie permaneció junto a su marido en la limusina descapotable, sosteniendo su cuerpo y negándose a cambiar de ropa durante todo el trayecto de regreso a Washington. Horas después, aun con el traje ensangrentado, estuvo presente durante la toma de posesión del nuevo presidente, Lyndon B. Johnson, a bordo del Air Force One.

Aquel gesto, silencioso, pero cargado de intención, marcó el inicio del mito. El traje rosa se convirtió en el símbolo visual de una nación herida, tanto por lo que mostraba -la violencia, la pérdida- como por lo que representaba: la fortaleza de una mujer que no permitió que la historia la borrara junto a su esposo.

El destino del traje

Desde 1964, el conjunto se conserva en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, en una cámara climática especialmente diseñada para mantener intactas las fibras del tejido. El traje aún conserva las manchas originales de sangre, y por decisión de la familia Kennedy, no podrá ser exhibido ni examinado públicamente hasta el año 2103, según el acuerdo firmado por Caroline Kennedy, hija del matrimonio y actual embajadora de Estados Unidos en Australia.

La cláusula establece que la prenda no debe ser mostrada "de ninguna manera que cause dolor o sufrimiento a los miembros de la familia o que deshonre la memoria de los Kennedy". De todos los objetos relacionados con el asesinato de JFK, este es el único que permanece bajo una restricción centenaria.

Los únicos elementos desaparecidos son el sombrero y los guantes blancos, perdidos entre el caos posterior al atentado. Todo lo demás -la falda, la chaqueta, los zapatos y las medias- se conserva tal como Jackie lo llevó ese día.

Una prenda que cuenta una historia

Más de seis décadas después, el traje rosa sigue siendo uno de los artefactos más reconocibles de la historia contemporánea. Representa la dualidad entre la fragilidad y la fuerza, entre la elegancia y el horror. Cuando el diseñador de vestuario Madeline Fontaine recreó el conjunto para la película Jackie (2016), protagonizada por Natalie Portman, aseguró que ver el traje por primera vez en el set fue "como presenciar un pedazo de historia viva".

"Es increíble cuando una prenda cuenta una historia por sí misma. Ese vestido lleva dentro la historia de América", explicó Portman en una entrevista con USA Today. Hoy, el traje rosa permanece oculto, resguardado del tiempo y de la curiosidad pública. No como un objeto de morbo, sino como un testimonio de amor, pérdida y resistencia. Una pieza que no pertenece a la moda ni al museo, sino al imaginario colectivo de un país que todavía recuerda aquel día en el que el color rosa se tiñó de rojo.