Psicología

¿Puede la IA generativa convertirse en tu terapeuta? Lo que hay que saber

Ofrece alivio a la soledad y siempre nos escucha, pero la IA como terapeuta es una peligrosa compañía que refuerza nuestros sesgos y puede generar una fuerte dependencia sin aportar una solución real

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Recurrir sistemáticamente a un programa para obtener guía puede minar la autoestima y la capacidad de autogestión de una personaEuronews

La inteligencia artificial, como cualquier herramienta de gran alcance, requiere de un manual de instrucciones para no volverse en nuestra contra. Los expertos insisten en que es crucial que cualquier usuario, desde los niños de diez años hasta los adultos, se esfuerce por desarrollar un criterio propio para no tomarse al pie de la letra las respuestas de estos sistemas. Es fundamental entender que, por muy avanzada que parezca, la IA no es más que un apoyo, como una calculadora para las matemáticas, y nunca un sustituto de las relaciones humanas.

De hecho, esta necesidad de educación se ha vuelto urgente ante una tendencia que gana terreno en la intimidad de los hogares: el uso de la IA como una especie de terapeuta o confidente a medida. El principal peligro de esta práctica reside en su propia naturaleza, ya que está diseñada para funcionar como una cámara de eco perfecta. El sistema aprende de nosotros para darnos la razón, lo que, lejos de ayudarnos a crecer, refuerza los sesgos existentes y nos impide afrontar los problemas de fondo.

Por otro lado, delegar el bienestar emocional en un algoritmo es una apuesta con consecuencias desconocidas y potencialmente peligrosas. Aunque pueda ofrecer un alivio meramente momentáneo a la soledad, no deja de ser un espejismo que no puede reemplazar la necesidad humana de establecer vínculos reales. Los impactos psicológicos a largo plazo de esta dependencia son un terreno inexplorado, una idea que genera una notable preocupación entre los especialistas.

La supervisión profesional como clave de un uso saludable

En este sentido, la dependencia es una de las grandes amenazas. Recurrir sistemáticamente a un programa para obtener guía puede minar la autoestima y la capacidad de autogestión de una persona, que pasa a necesitar la validación constante de una máquina. Se corre el riesgo de crear un círculo vicioso en el que la autonomía personal queda completamente erosionada.

Asimismo, los especialistas abogan por un uso consciente y crítico de esta tecnología. Consideran que, bajo la supervisión de un terapeuta profesional, la inteligencia artificial podría emplearse como una herramienta de apoyo controlada. Solo de esta manera se podría frenar la dependencia y garantizar que su utilización sea verdaderamente beneficiosa para la salud mental del individuo, sin confundir nunca el consuelo de un algoritmo con la complejidad de un amigo.

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