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Tendencias de decoración 2025: adiós al blanco aséptico, hola a los hogares con alma
El interiorismo se debate entre la serenidad y la audacia: desde los tonos tierra a la explosión de color del Art Deco, el hogar se transforma en un lienzo para expresar personalidad y, a la vez, encontrar refugio

Se acabó la dictadura del blanco impoluto y los espacios que parecen sacados de un catálogo sin vida. La nueva corriente en el mundo del interiorismo lo deja muy claro: el hogar vuelve a ser un refugio personal, un reflejo de nuestra personalidad y no una simple demostración de tendencias impersonales. La estética aséptica da paso a ambientes con alma, donde la calidez y el carácter marcan la pauta de una decoración mucho más sentida y humana.
De hecho, esta vuelta a lo acogedor se manifiesta en una paleta cromática que bebe directamente de la tierra. Los tonos marrones y las texturas orgánicas se imponen para crear santuarios urbanos donde desconectar del ruido exterior. La elección de Pantone del color «mocha mousse» para 2025 no es casual, sino la confirmación de que buscamos rodearnos de una paleta inspirada en la naturaleza que nos aporte serenidad y bienestar emocional.
En esta búsqueda de espacios con más historia, no es de extrañar que se observe el regreso de estilos históricos con una fuerte carga visual. El Art Decó, con sus estampados geométricos y sus lujosos acabados lacados, vuelve a pisar fuerte. A su vez, el modernismo de mediados de siglo se reinventa como una reinterpretación más cálida y orgánica del minimalismo, apostando por las siluetas curvas y los materiales nobles, tal y como explican desde Net A Porter.
Del refugio tranquilo a la explosión de vitalidad
Sin embargo, este anhelo de bienestar no se expresa de una única manera, sino que se bifurca en dos caminos casi opuestos. Una de las vertientes más potentes busca convertir la casa en un santuario de calma, empleando diseños botánicos, textiles de fibras naturales y fragancias que inviten a la relajación, creando una atmósfera de paz.
Por otro lado, y como contrapunto a la serenidad, emerge una corriente que entiende el confort como sinónimo de alegría. Esta tendencia apuesta por colores vivos y patrones vibrantes como una inyección de optimismo diario. Se trata de diseñar espacios que estimulen los sentidos y levanten el ánimo, demostrando que la energía y la vitalidad son también una forma de construir un hogar reconfortante.
En definitiva, ya sea a través de la calma o de la energía, el objetivo último es el mismo: abandonar las normas rígidas para abrazar una decoración que nos represente. En este nuevo paradigma, la prioridad son las piezas únicas y los objetos llamativos que rompen con la uniformidad, añaden un toque de humor y cuentan la historia de quienes habitan el espacio.
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