Málaga
«Acudir al trabajo se ha convertido en una pesadilla»
Médicos del hospital de Ronda claman por un refuerzo de la plantilla
El nuevo hospital de la Serranía de Ronda es el espejo donde se reflejan muchos de los problemas de la sanidad pública andaluza. Abrió sus puertas el pasado mes de enero a toda prisa, tanto que el edificio no estaba terminado. Dos meses después lo inauguró oficialmente la presidenta de la Junta, Susana Díaz, pero un detalle impedía su normal funcionamiento: las camas no cabían en los ascensores, así que los pacientes eran trasladados por el exterior y en ambulancia. Ahora, la falta de personal –una situación endémica en muchos hospitales y centros de salud–, está agotando la paciencia de los profesionales, tanto que aseguran que «acudir al trabajo se ha convertido en una pesadilla». Así lo describen los médicos de urgencias del complejo hospitalario malagueño en una carta enviada a la consejera de Salud, Marina Álvarez, una vez «agotadas las vías normales, que hasta ahora han sido infructuosas». En concreto, reclaman la incorporación de cuatro facultativos más, además de lamentar la renuncia de dos compañeros, por lo que «tememos que la sostenibilidad de nuestro servicio está en riesgo a corto plazo, al igual que una asistencia sanitaria de calidad a una comarca de casi 100.000 personas».
No obstante, el colectivo reconoce que las instalaciones «mejoran de forma muy significativa lo que teníamos, cuadriplicando la superficie asistencial». Pero este avance «no ha ido en paralelo a la adecuación de la plantilla». Durante el verano, aseguran, no se hicieron sustituciones por falta de profesionales. Hubo una leve mejora porque los contratados a tiempo parcial pasaron al cien por cien de la jornada. Tras la época estival, se mantuvieron al cien por cien los mismos profesionales mes a mes, pero renunciaron dos médicos. Los demás eventuales terminan su contrato a final de año. «Y todo esto para poder mantener el mismo número de médicos por guardia, una cifra por debajo de lo que recomienda el propio Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias», subrayan en la misiva.
Las consecuencias de cara a los pacientes ya son palpables. «Con total impotencia vamos viendo cómo se empobrece la calidad asistencial sin poder hacer más, viendo también cómo se van alargando los tiempos de espera hasta límites inaceptables, aunque sean las urgencias de menor prioridad». También los propios facultativos pagan los daños colaterales. «No vamos a poder disfrutar de todos los permisos que nos corresponden en estas fiestas como cualquier trabajador público, y a algunos nos resultará imposible completar nuestras vacaciones antes de final de año».
El colectivo ya alertó a la dirección del hospital hace nueve meses de la gravedad del problema, incluso antes del traslado al nuevo complejo. La respuesta es la misma: «la responsabilidad de las decisiones está ahora en instancias superiores». Mientras tanto, «los ánimos, la expectativas y las fuerzas siguen flaqueando».
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