El derbi de Champions

Política
–Han cifrado en 1.185 millones los fondos despilfarrados que no se han empleado en luchar contra el paro. ¿Es compatible eso con el discurso del PSOE de que todo funciona razonablemente bien en ese ámbito?
–No se sostiene por ninguna parte, entre otras cosas, porque la actuación de la Junta en ese área está judicializada, desde los cursos de formación fraudulentos, que van a tardar dos años en investigarse, a la paralización de la formación profesional que está haciendo que perdamos cientos de millones. O la orientación laboral, judicializada por los propios trabajadores que despidieron. Las oficinas del SAE se han convertido en el lugar donde te ponen el sello y ya está. No hay ningún tipo de apoyo a los desempleados.
–¿Le preocupa la situación del juzgado de Instrucción 6 de Sevilla, que sea María Núñez quien se haga cargo de las causas y que el «caso ERE» se haya troceado, en contra del criterio de Alaya?
–No me gusta valorar las decisiones judiciales. Hay gente que pensaba que la estrategia de Alaya de convertirlo todo en una causa común y tratar de demostrar la financiación ilegal del PSOE, cosa que creo que hay sospechas claras de que sea así a través de los cursos de formación y de los ERE, estaba ralentizando demasiado el procedimiento. Por otro lado, hay quien ve una estrategia para disolver responsabilidades en el Gobierno. No lo sé, lo que sí sé es que hay que pedir medios para los juzgados.
–El PP ha planteado que una empresa externa audite las cuentas de la Junta, ¿lo apoyarán?
–Confiamos en la Cámara de Cuentas, pero no en la actual con 60 personas para auditar ayuntamientos, diputaciones, universidades, «Administración paralela», central... Es decir, que tiene una incapacidad manifiesta para poder llegar a todos los sitios. Defendemos su papel como la única que, según la ley, tiene capacidad para hacer auditorías públicas. Eso sí, con una reforma que le permita tener dotación suficiente y que sus decisiones sean sancionadoras.
–Esa reforma que propone no va a ser inmediata. Sin esa opción, ¿respaldarán la auditoría de una empresa externa?
–Es delicado porque no tendrá rango legal alguno ni va a haber ningún cauce de participación. Hemos defendido una auditoría ciudadana, que se articulen formas para que las entidades interpeladas por procesos de fraude puedan participar de alguna manera. Somos más partidarios de eso porque, si lo hace una empresa externa, los resultados se pueden poner en cuestión.
–¿Valora su partido personarse en alguno de los casos que se están instruyendo?
–De momento no, por el coste. Pensamos personarnos en el caso de Aznalcóllar y de las minas de Alquife, pero lo hemos parado. No lo descartamos.
–¿Pero es una cuestión solo de recursos?
–Sí, sí, es carísimo.
–En relación al Decreto de Función Pública, el portavoz parlamentario del PSOE, Mario Jiménez, ha dicho que Podemos solo acierta cuando rectifica, ¿algo qué decir?
–Tomé la decisión un día de no opinar sobre lo que declara Jiménez. En redes sociales se dice «don’t feed the troll»: si tienes a alguien que es evidentemente un «troll», no le respondas porque entonces lo alimentas.
–O sea, Jiménez es un «troll»...
–Sí. Lo respeto como diputado, pero como portavoz a veces deja mucho que desear. Trabajo con él en una mesa sobre los conflictos de Astilleros, Santana y Delphi y me entiendo perfectamente. Pero cuando ejerce la Portavocía cuesta trabajo responderle porque las cosas que plantea no tienen una base real y sí una finalidad de agitación. Sobre el tema del Decreto, hay un primer documento que tiene 4.500 palabras y otro posterior con 1.500. Algo pasa en medio, como la eliminación del artículo 2, el que nos parecía más peliagudo porque equiparaba el tiempo de servicio del personal de libre designación con el de quien accedió por concurso u oposición.
–En relación a esa controversia, IU señaló que habían dado un viraje hacia el centro...
–¿Sí? ¿Eso han dicho?
–Su líder, Antonio Maíllo.
–Madre mía la campaña... Es una problemática real de la Administración que conozco porque soy funcionaria. A los interinos, y lo ha tenido que decir un Tribunal Superior de Justicia Europeo, no se les ha contado el tiempo de servicio, pese a que han realizado el mismo trabajo que los funcionarios. Es una cuestión de justicia, no de irse al centro. Pero, una cosa es eso, y otra que con esa excusa se quiera meter a la gente de libre designación en el mismo paquete. De hecho, IU se abstuvo.
–¿Se lleva tan mal con Susana Díaz como parece?
–(Risas) Es que no podemos llevarnos ni mal ni bien porque no nos vemos.
–¿Cree que Pedro Sánchez es más de izquierdas que ella, teniendo en cuenta que su programa incluye 6.500 millones para la renta básica y la derogación del artículo 135 de la Constitución?
–Me da la impresión de que sí, eso es más consecuente. Pero el PSOE cuando está en la oposición tiene un discurso que se corresponde con sus bases sociales y cuando gobierna aplica las mismas políticas neoliberales que el PP sin ningún empacho.
–¿Hay algún tipo de interlocución entre los principales líderes, aunque sea un «whatsApp»?
–La interlocución de trabajo que he tenido es con Mario Jiménez, con la presidenta no. Le escribí para solicitarle una reunión por la oferta de 7.100 empleos públicos y me remitió a la consejera de Hacienda. Me gustaría reunirme con ella porque fue quien hizo el anuncio, pero como lo que quiero es enterarme de si es verdad o es una bola electoral, nos reuniremos con la consejera de Hacienda.
–¿Se pueden arrepentir los partidos de izquierda de no haber logrado concurrir conjuntamente a las elecciones? ¿Y qué tiene de verdad la política de fichajes que ha denunciado IU?
–Sobre la última, hay voluntad de incorporar a las listas a personas que no pertenezcan a la estructura orgánica de la formación y, en ese sentido, Podemos es una herramienta más laxa que un partido tradicional. El fichaje de la presidenta de Jueces para la Democracia en Canarias, por ejemplo, es una garantía de llevar una candidatura solvente. Todo lo que sea gente con capacidad y de referencia en su ámbito, es más que bienvenida. Lo de que la confluencia no haya terminado de salir, yo misma vengo de otra organización y me incorporé entendiendo que no me sentaba a negociar el puesto en una lista. Se trataba de construir un espacio común. Es de recibo que se le pida la misma generosidad a todos. El problema ha sido fundamentalmente sobre la fórmula jurídica: si vamos en coalición o todos juntos. Quizá sea mejor discurrir cada uno por su lado y luego encontrar acuerdos. En Cádiz salió bien.
-Con esa segmentación de la izquierda, ¿no gana el PP?
-Depende. Puede haber gente que no se sienta identificada con la izquierda, entre otras cosas porque para la mayoría es el PSOE, o incluso una IU que ha gobernado tres años con el PSOE en Andalucía aplicando las reformas más duras. No tenemos que meternos bajo ese paraguas. Sacaremos mejores resultados no asumiendo esa mochila. ¿Por qué?
–Se ha escrito mucho sobre la división de Podemos Andalucía en dos. ¿Es algo más profundo que una simple cuestión de enfoques distintos de campaña electoral?
–Dependiendo del debate podría hablarse de fractura en casi todos los casos. Hemos tenido discusiones sobre el modelo organizativo, el documento político que se presentó en Vistalegre... y ahora sobre la campaña electoral. Pero las alianzas son diferentes y es sano. No hay familias que intentan colocar a los suyos. Hay una discusión razonable entre la necesidad de tener un partido político solvente, centralizado y cohesionado, al tiempo que aprovechamos nuestro mayor valor, que son los círculos. Esa tensión es razonable.
–¿Su no participación en algunos mítines, como uno en Córdoba, tiene que ver con eso?
–No, no tiene que ver, pero tenemos que tener algo para entretenernos...
–Como el vídeo doméstico que presentó con el alcalde de Cádiz. Tenemos a la pareja, al hermano, y ahora quiere involucrar a su tía Mari Carmen en la campaña... ¿De dónde surgió esa idea?
–Fue espontánea. No es resultado de ninguna decisión orgánica (risas). Teníamos cuatro actos de los «carteros del cambio» y nos preguntamos: ¿cómo hacemos para llenar un salón de 400 personas en tres días? E hicimos un vídeo, a ver si funcionaba.
–En relación a él, es la secretaria general de Podemos y su portavoz parlamentaria, ¿le molesta que se refieran a usted como la compañera, la mujer de Kichi?
–Bueno, en Cádiz soy la mujer del alcalde. No me molesta por mí, si no porque en general pasa eso: cuando hay dos figuras públicas reconocidas, se tiende a darle el protagonismo al varón. Siempre.
–La perspectiva electoral de Podemos baja mientras sube la de otras opciones como Ciudadanos...
–Los resultados de C’s se sobrevaloran permanentemente. Su 17,8% en Cataluña no merece el protagonismo que ha tenido, respecto a Podemos al menos. Es verdad que en Cataluña obtuvimos peores resultados, pero dos meses antes sacamos un punto más en Madrid, dos en Asturias, tres más en Aragón... y nunca hemos aparecido como los grandes vencedores. No es tanta la subida de Ciudadanos ni tanta la bajada de Podemos.
–¿Ese trato puede deberse a que tanto PP como PSOE consideren que el papel de C’s puede ser decisivo en favor de uno u otro?
–Se les trata mejor. Incluso Díaz los trata bastante mejor que a nosotros (risas). Es el mejor socio para un Gobierno, del PP o del PSOE, lo que además tampoco les importa. Es un socio muy cómodo.
–En ese sentido ¿cómo valora su papel en Andalucía?
–Es un poco desconcertante, a riesgo de meterme donde no me llaman, su estrategia de acercarse al PSOE, viniendo de dónde vienen sus votos, la mayoría del PP. Nuestros votos son impugnatorios del régimen, de gente cabreada con el bipartidismo. Intuyo que esa estrategia no es muy útil y no sé muy bien qué ganan a cambio de acordar los Presupuestos con el PSOE, para luego reconocer públicamente que no se los han leído. Nos ha afectado directamente que hayan sido tan sumisos al PSOE.
–Sobre la Presidencia del Parlamento, el PP dice que Podemos no le cogió el teléfono para evitar que recayera en el PSOE. ¿Fue así?
–La posibilidad de negociar la Mesa no era viable a corto plazo porque había que reformar el Reglamento. Y lo que no queríamos es que nos colocaran en el escenario de la pinza ni en el tejemaneje del reparto de sillones.
–¿Pecó de cierta inocencia?
–En general soy defensora de la inocencia. Pero nos estudiamos el Reglamento y no hay ningún motivo para que la Mesa bloquee iniciativas legislativas. Forzaremos que funcione en lo que tiene que hacerlo, que no es en decidir qué se lleva al Pleno, sino en ordenar el debate. Debe funcionar sea cual sea su composición, e iremos al Constitucional.
–¿Qué horizonte se marcan para hacerlo?
–Ahora la situación se ha desbloqueado por el informe del letrado mayor y como tenemos cuatro leyes en cola, seguiremos. Si vuelve a haber problemas, iremos a los tribunales.
–¿Qué aportaría la Ley de Cuentas Abiertas?
–Una vacuna para futuros casos de fraude y una forma de que la ciudadanía conozca la situación de las cuentas, sin valoraciones subjetivas. Sospechamos que la Junta está quebrada y no lo achacamos solo a la mala gestión, pero los andaluces tienen derecho a saberlo. Si Díaz no estaba dispuesta a hablar conmigo sobre replantearse la relación con las entidades financieras es porque necesita su crédito. Era tan sencillo como que me lo hubiera dicho así. Faltó honestidad, por eso salí tan enfadada. No había ninguna voluntad.
–Llevarán a un imputado en la lista por Jaén, Andrés Bódalo, ¿se plantean apartarlo?
–La sentencia es de la Audiencia de Jaén pero no es firme y guarda relación con la aplicación de la Ley Mordaza por una protesta jornalera. Esperamos que consigan ganar el recurso de casación y respaldamos al compañero.
–¿Diferencia entre imputados por corrupción y por otros delitos?
-Claro. Por corrupción, por no respetar derechos humanos, por violencia de género... no es comparable a un imputado por una protesta. Se han endurecido las políticas represivas. Yo misma acabo de ganar un juicio con el delegado del Gobierno en Cádiz por una serie de multas por participar en una manifestación por el convenio del metal gaditano y se ha visto que era una denuncia falsa en los tribunales. Quiero decir, que es bastante común que se endiñen en manifestaciones delitos que no se han cometido.
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