Sevilla

Los empleados de Roca estallan: «Están haciendo prácticas terroristas»

Una de las protestas de los empleados de la fábrica de Roca de Alcalá de Guadaíra,en Sevilla
Una de las protestas de los empleados de la fábrica de Roca de Alcalá de Guadaíra,en Sevillalarazon

La Audiencia Nacional acaba de dar la razón a los trabajadores de Roca, pero todavía les queda una dura batalla. La sala de lo social de este tribunal ha declarado nulos los 476 despidos del ERE de la empresa en sus plantas de Alcalá de Henares (Madrid) y Alcalá de Guadaíra (Sevilla) y la dirección ya ha reaccionado anunciando que presentará otro expediente. Los empleados de la factoría sevillana aseguraron ayer que la noticia la han recibido como «un jarro de agua fría», aunque no dudaron en arremeter contra la dirección y sus «prácticas terroristas». Cansados de tantas manifestaciones, encierros y reuniones con los responsables de Roca Sanitario –división que ha promovido los despidos–, los empleados estallaron: «¿Qué necesita la Junta de Andalucía, el Ministerio de Empleo, la Diputación y los ayuntamientos para presentarse como causa contra estafadores de esta calaña?», se preguntó Francisco Santiago, portavoz del comité de empresa.

Santiago elevó el tono al recordar que la empresa fue sancionada por el Tribunal de Competencia Europea hace dos años con una multa de 35 millones de euros «por estafa». Igualmente, aseguró que los sanitarios que se venden en España «se producen en Marruecos y Portugal». «¿Se imaginan lo que hacen en estos países?», se preguntó, al tiempo que señaló que los sanitarios que se fabrican en España «se venden en el Reino Unido y Francia, fundamentalmente». Por ello, la empresa «prefiere deslocalizar la producción hacia países emergentes donde se está creando una burbuja inmobiliaria», caso de Brasil, donde la compañía tiene una planta que produce «lo mismo o más que todas las plantas españolas juntas». Santiago fue mucho más allá al denunciar que la dirección «desvía los beneficios que obtiene a paraísos fiscales, como Suiza». Un país donde la compañía tiene una fábrica de porcelana y grifos «a un coste muy superior que los españoles».

Los empleados también cargaron las tintas contra los políticos, a los que preguntaron «¿qué más sacrificios quieren que hagamos?». «No hace falta una pistola para matar a la gente, sólo con quitarles el trabajo para no poder vivir es suficiente. Eso es terrorismo empresarial y pasa en este país», remarcó Santiago, no sin antes insistir en que «ya es hora de que alguien diga 'basta ya' y dé un puñetazo en la mesa para defender a los trabajadores con menos pactos y más denuncias».

A su juicio, la Junta tiene «parte de responsabilidad» en esta situación, puesto que en la «gran estafa» del cierre de Cerámicas Bellavista, la Administración autonómica «no movió ficha, al igual que ahora». «¿A qué esperan Griñán y Valderas, a que nos maten?», volvió a cuestionarse. El comité de empresa, igualmente, instó a la dirección a acatar la sentencia y a reabrir la planta «cuanto antes».