España

No tengo el cuerpo para revistas

La Razón
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Cuando el cuerpo se te rebela, no hay arreglo posible. Sé que éste desagradable tiempo del fin de semana, mientras las calles huelen a primavera, pero a primavera con sol, con luz, influye, así que la portada con fondo de oro subido te parece un anuncio de una casa de compra y venta del metal origen de todas las envidias terrenales. Porque aunque reconozcas que el decorado es total, para la protagonista Ivanka Trump, que por culpa de su tosco padre me cae mal cuando la chica no deja de ser mona aunque con pinta de anuncio del «club las Rusas» –situado en la carretera de Nueva York al mismísimo Washington–, eso sí, la muchacha va siempre muy costeada, con brillos desde el pelo a los pies. El cólico que me han producido las revistas de la semana, más por mi culpa que por ellas, me ha dejado con la mente tan árida que no me he referido al nombre de la publicación de la portada dorada, HOLA! Para acompañar a la niña de los Trump, desde una ventana aparece la princesa Carolina de Mónaco -ya se sabe que sin una princesa de Mónaco no se puede editar una revista semanal-, que aparece presidiendo el legendario a la par que rancio baile de la rosa. Por cierto, todo el mundo se preguntaba dónde estaban la pareja titular del principado, Alberto y Charlene. Dado por hecho que juntos no estaban, la maligna pregunta general era: ¿A qué dedicaban esa noche libre?, ¿en qué lugar estarían?, ¿habría llamado la pasión a sus puertas? Para ver cómo ha ido decayendo la citada fiesta, pondría la imagen de Gina Lollobrigida, que fue la estrella invitada. El año que protagonizó «Trapecio» era efectivamente la mujer mas bella del mundo, desde entonces no faltó nunca, pero el tiempo es un tremendo enemigo, así que fuimos viendo cómo la estrella se marchitaba de un año a otro. Lo que acentuaba la decrepitud era el vestuario, las pelucas y los complementos que eran los mismos de los días de vino y rosas, frescas naturalmente, y claro, los vestidos sufrían perdidas de lentejuelas alrededor del escote, los encajes lucían con desgarros, el color se había difuminado, las pelucas tenían mas calvas que el perro pulgoso, las aparatosas joyas eran más falsas que Judas el Jueves Santo, sin contar que algunos de los pedruscos habían terminado desapareciendo. Así, hasta que la pobre Gina ya no tuvo movilidad suficiente para hacer su esperadísima aparición en la gala. Un año, el tema de la cena fue el baile de los vampiros. Por supuesto, el premio a la mejor vestida fue para la bella italiana. También aparece en portada Rosanna Zanetti. «¿Y quién es esa?», me pregunta mi amiga Loly, una aventurera, en el buen sentido de la palabra. «Una modelo». Sin ser modelo o diseñadora o it girl, no puede una chica emprender la aventura de recorrer diez mil kilómetros y al poco tiempo convertirse en novia de David Bisbal. Si, además, HOLA! te da sus bendiciones y te dedica foto en portada y gran reportaje interior, la aventura ha sido un éxito. Ya lo dejó escrito el gran Francisco Umbral: «El éxito en España es salir en una foto en color con tu nombre en HOLA! Si es en portada, el triunfo es total».

A mí lo que me ha gustado es Rocío Crusset. Antes de que lo digan, claro que hay parcialidad. Conozco a esta bella modelo desde que era una niña pequeña. Todavía recuerdo las sevillanas que bailé con ella al final del verano pasado en Sanlúcar, pero, por encima de eso, es una de las modelos con un currículum más extenso, trabajando por medio mundo, solicitada por las grandes agencias y firmas. Ha tenido una preparación estupenda, con idiomas, con estudios en Suiza, Inglaterra y Estados Unidos. Ha aprendido a estar sola, fundamental para su profesión. En este caso sí es una modelo de prestigio y con carrera. Todo eso con 22 años. Vean su reportaje y juzguen. Además, me alegro mucho porque la quiero.