Pedro Sánchez

Rebaño descarriado

La Razón
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La comidilla entre los peor pensados, siempre pertenecientes a esa prensa a la que no en vano denominaba Alfonso Guerra «la canallesca», durante la manifestación contra la derogación de la cadena-perpetua-que-no-es-perpetua del domingo en Huelva era que el auténtico rejonazo de Susana Díaz a Pedro Sánchez habría sido plantarse en la Plaza de las Monjas. En lugar de eso, prefirió la lideresa hacer rabona en un simposio convocado por su íntimo enemigo y ahora sale la consejera de Hacienda y Administración Pública, María Jesús Montero, con que el impuesto a la banca que propone su secretario general es poco menos que un frufrú cosmético. Va a ser verdad eso que andan susurrando los susanólogos más avezados: que la trianera prepara un tercer asalto al trono del socialismo nacional, aunque no se haya atrevido a agitar el espantajo de los recientes crímenes horrendos para desgastar a su adversario, que tan despistado anda en política penitenciaria y otras muchas materias. La elección del tal Juan Carlos Campo, ursaonense recriado en Cádiz, como portavoz de Justicia es el sello que certifica la alarmante falta de materia gris que padece el PSOE, que espanta hasta a los propios con una ejecutoria medianamente respetable: léase Solana o la presidenta de la Asociación Clara Campoamor, por citar sólo a los más recientes. La intervención en el Congreso de este juez exclaustrado (casi ni es juez ya, pues está exclaustrado desde 1997...) escarbó en la miseria moral hasta honduras inimaginables y definió a su grupo parlamentario, cuyos componentes se apresuraron a desmarcarse de sus asquerosas palabras en cuanto vieron la escandalera provocada pero cuya primera reacción fue aplaudir y jalear al abyecto orador. Este rebaño descarriado, sí, necesita un pastor nuevo. O una pastora nueva.