Política

Castilla y León

Inquietud en la Diócesis de Osma-Soria ante la repetición de robos en iglesias y ermitas rurales

Hasta cinco ataques contra el patrimonio religioso, se han registrado en las últimas semanas

El sacerdote José Sala señala una de las ventanas de la iglesia de Valdegrulla en la que han sustraído piedras de sillería y rejas de forja
El sacerdote José Sala señala una de las ventanas de la iglesia de Valdegrulla en la que han sustraído piedras de sillería y rejas de forjalarazon

El pasado jueves se produjo un nuevo ataque contra el patrimonio de la Diócesis de Osma-Soria. El quinto en las últimas semanas. El robo se produjo en esta vez en la iglesia parroquial de Valdegrulla, donde, al parecer, los ladrones sustrajeron una treintena de piezas de sillería de las ventanas así como las rejas de forja de las dos ventanas laterales del templo y de la sacristía, según ha denunciado José Sala Pérez, sacerdote encargado de la parroquia de la Inmaculada Concepción de esta localidad soriana.

Este ataque se suma a los robos perpetrados en poco tiempo en la ermita de La Mercadera, en Rioseco de Soria; en la ermita de Castilruiz, donde los cacos se llevaron material litúrgico y de culto además de dinero de los fieles; en la iglesia de Boos, donde saquearon un capitel románico; y en la de Masegoso, en la que los delincuentes produjeron serios e importantes daños en puertas y lápidas del interior. «Los sacerdotes y párrocos no tienen miedo pero sí que están preocupados y, sobre todo, ocupados para tratar de que estos ataques no se vuelvan a repetir», señala a LA RAZÓN Rubén Tejedor, delegado episcopal de Medios de Comunicación de la Diócesis de Osma-Soria, quien reconoce que la solución a este problema no es sencilla. Y más en una provincia como Soria, con más de medio millar de parroquias dispersas por todo el territorio en pueblos muy pequeños y muchos de ellos despoblados con innumerable patrimonio religioso». «¿Cómo controlas un ataque como el que se ha registrado en Valdegrulla, un municipio que lleva despoblado más de veinte de años y que se encuentra situado a varios kilómetros de la primera localidad habitada?», se pregunta Tejedor, mientras explica que desde la Diocesis están haciendo lo que pueden, llevando las piezas de valor de muchos de estos templos pequeños de pueblos deshabitados en el Museo Diocesano, en el depósito de arte del Obispado e incluso en la Catedral.

Finalmente, el sacerdote muestra el «hondo pesar» existente en la Diócesis por estos sucesos, y no sólo por el valor patrimonial de las piezas sustraídas, sino también por su valor sentimental. «Es el patrimonio al que la gente de estos pueblos, abuelos, padres e hijos, rezaron cuando eran pequeños, y estos ataques les toca la fibra sensible», finaliza.