Rebajas

Barcelona pide «trabajo» a los Reyes

Melchor, Gaspar y Baltasar reparten confianza y oportunidades para encarar 2014 con optimismo

Barcelona pide «trabajo» a los Reyes
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Tan bien habló Xavier Trias a los Reyes Magos de los niños de Barcelona, que Baltasar estuvo a punto de ordenar a sus pajes que volvieran a embarcar las toneladas de carbón que había traído de Oriente, en el paquebote Santa Eulàlia, el maravilloso barco en el que viajan Sus Majestades. Media hora antes de lo habitual, a las 16.30 horas, Melchor, Gaspar Baltasar y su séquito, formado por 1.300 pajes, acróbatas y bailarines, atracaron en el Puerto de Barcelona. El alcalde les dio la bienvenida, mientras el séquito real desembarcaba los regalos, el carbón y las 16 toneladas de golosinas –1,6 millones de caramelos–, que este año, sólo se lanzaron desde las últimas carrozas para evitar accidentes.

El alcalde dijo maravillas de los niños de Barcelona, que son buenos, quieren a sus amigos y familia, hacen los deberes y son hospitalarios con los recién llegados a la ciudad. Confesó que los mayores «hemos hecho alguna travesura», pero pidió a los Reyes que hagan la vista gorda y, además de regalos, traigan a Barcelona «trabajo, confianza en el futuro y oportunidades para salir de la crisis y para que la gente viva más feliz».

Aunque el entusiasmo de los niños la noche de Reyes hace olvidar las penas, Trias recordó que son tiempos difíciles para muchas familias que sufren y ven su futuro con pesimismo. Para que este año vean el vaso medio lleno, el alcalde entregó a Melchor, Gaspar y Baltasar las llaves que abren todas las casas de la ciudad, para que nadie se quede hoy sin un pedazo de ilusión, como la que ayer repartió la cabalgata.

Como los Reyes llegaron antes, la cabalgata acabó más temprano, para que a todos los niños les diera tiempo de meterse en la cama y no pillar a Melchor, Gaspar y Baltasar «in fraganti». Pero el espectáculo de acrobacias, luces, colores, confeti y magia, sobre todo, mucha magia, que ofreció la cabalgata, con 800 metros de actuaciones itinerantes, hizo que a más de uno le costara conciliar el sueño. ¡Hasta 45 minutos se necesitaban para ver la cabalgata de principio a fin! Los que lograron dormir, seguro que soñaron con los unicornios y dragones de 15 metros que acompañaban a los Reyes y hoy recordarán el olor a Oriente que estrenó la comitiva.