El independentismo recula ante el temor a un fiasco y aplaza la huelga general al 21 de febrero

La Intersindical CSC, sindicato impulsor, se ha visto obligada a posponerla a menos de 48 horas de su inicio.

Tras el ciclo de movilizaciones fallido de otoño –bautizado como «otoño caliente»–, el independentismo busca ahora resarcirse con una nueva oleada de acciones reivindicativas con motivo del inicio del juicio a los líderes del «procés». El pistoletazo de salida lo iba a dar mañana una huelga general convocada por la Intersindical-CSC, el sindicato independentista, pero el temor a un fiasco ha obligado a retrasar la cita quince días, para el 21 de febrero. Así lo comunicó ayer la organización a través de las redes sociales, en el que argumentaba que «para garantizar un mayor éxito y movilización masiva» se posponía la fecha de la huelga.

De esta manera, la huelga se llevará a cabo en el fragor del juicio, que arrancará el próximo martes 12 de febrero –si no hay cambios de última hora, ya que ahora los acusados han pedido un retraso de tres semanas–. El cambio de fecha también permitirá aprovechar la activación de las bases al amparo del arranque del juicio, después del revés que obtuvo el independentismo durante otoño y la baja movilización que ha habido en las últimas convocatorias de las distintas entidades durante los últimos días.

En este sentido, todos los partidos independentistas han dado su respaldo a esta iniciativa y, ayer, la CUP hizo énfasis en reclamar al separatismo un ciclo de movilizaciones «ascendente» que culmine con esta huelga. El diputado de la formación antisistema, Vidal Aragonés, defendió ayer en rueda de prensa que que hay que «parar el país» el día que comience el juicio (el 12 de febrero, martes que viene) para que no haya normalidad en Cataluña.

La Intersindical-CSC tramitó un preaviso hace dos semanas en la Conselleria de Trabajo y, para evitar trabas, ya que no se pueden organizar huelgas de carácter político, se registró bajo el pretexto de una huelga contra la Reforma Laboral impulsada por el Gobierno del PP de hace siete años, que el actual Ejecutivo socialista no ha derogado. Además, también se han unido algunos sindicatos minoritarios, pero ni la UGT ni CC.OO. han dado su aval a esta huelga.

La Intersindical-CSC fue una de las organizadoras de la jornada de paros y movilizaciones del 3 de octubre de 2017, y fue la principal impulsora de la huelga del 8 de noviembre de ese mismo año pese a contar sólo con 4.500 inscritos y poco más de un 1% de los delegados que hay en toda Cataluña. La entidad, de marcado perfil soberanista, está presidida por uno de los fundadores de Terra Lliure, Carles Sastre.