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El PP se rearma con Alejandro Fernández y se lanza a por el espacio de centroderecha

Pablo Casado, máximo valedor de la nueva cúpula, pide que «vuelvan a casa» los votantes que se marcharon a Cs.

Pablo Casado y Alejandro Fernández ayer en la clausura del congreso de Sitges.
Pablo Casado y Alejandro Fernández ayer en la clausura del congreso de Sitges.larazon

Pablo Casado, máximo valedor de la nueva cúpula, pide que «vuelvan a casa» los votantes que se marcharon a Cs.

El PP abre una nueva etapa en Cataluña con Alejandro Fernández al frente de una dirección completamente renovada y muy cercana a Pablo Casado. El relevo fue ratificado ayer en un congreso en Sitges y confirma el caminar al unísono de la cúpula nacional y su facción catalana. Fernández, dirigente tarraconense, diputado en el Parlament y persona de la más estrecha confianza de Casado, sustituye a Xavier García Albiol y prepara un «rearme ideológico» para asaltar el centroderecha y recuperar el espacio perdido en los últimos años.

El objetivo es superar el bache de los cuatro diputados en el Parlament, crecer, ampliar la base y llegar en las mejores condiciones posibles al «postprocés», término que usó el propio Fernández refiriéndose al fin de la escalada de tensión independentista. Una estrategia ratificada ayer por el propio Pablo Casado, sabedor de la importancia de Cataluña en el tablero político estatal y con un ojo puesto en La Moncloa.

«Debemos estar dispuestos a resistir, pero también a avanzar y a ganar», pidió el líder «popular» antes de lanzar un mensaje al electorado –especialmente al catalán– que se ha acercado a Ciudadanos en los últimos tiempos: «Los que se han ido a buscar el PP fuera del PP, que vuelvan a casa, porque no han encontrado lo que buscaban». «Les quiero pedir a los que se fueron del PP si en España y en Cataluña hay hoy menos radicalidad y nacionalismo, si dejar de votar al PP, castigarnos en las urnas, ¿les ha dado más estabilidad o menos?», se preguntó ante las bases, la militancia y los compromisarios de la formación en Cataluña.

Entre el deber y la reivindicación, Casado dijo que su partido tiene que «atesorar la mayoría social de Cataluña», ser «el muro de contención» frente al nacionalismo y también presentarse de una «forma atractiva y sugestiva», en un claro guiño a los jóvenes, el electorado que más mira hacia Ciudadanos.

«Dividir el voto al PP sólo nos ha servido para ser más débiles frente al nacionalismo y el populismo. Cada voto que ha perdido el PP ha sido un voto más para el secesionismo», resumió en un discurso con aroma preelectoral y en el que apeló directamente «al voto fuerte» para «liderar España» frente a «la amenaza nacionalista».

Para encabezar esta «revolución conservadora» en suelo catalán estará Alejandro Fernández, presidente indiscutible que ayer logró el 97,1% de los votos de los compromisarios. En su discurso, denunció los privilegios del «47% independentista» frente al 53% de catalanes que no lo son y reivindicó la «utopía serena y posible» de los «populares» para hacer frente a la «utopía separatista e izquierdista».

De hecho, Fernández siguió la estela de Casado y reivindicó el carácter y el oficio de gobierno del PP frente a Ciudadanos. «No basta con convertirse en un movimiento de protesta, hay que liderar y la especialidad del PP es gobernar», advirtió. Después, el dardo fue mayor: «Si a mí los catalanes me dan 36 escaños, me presento a la investidura, a la de Òmnium Cultural y a la del Barça si hace falta».

Su receta pasa por estar «unidos, fuertes e ilusionados» y encarar las elecciones municipales de mayo del año que viene como el primer gran punto de partida para empezar a recuperar una estructura territorial mermada. «Me siento de centro, hablo de una actitud que me ha llevado a pactar siempre a nivel municipal», recordó refiriéndose a su etapa como primer teniente de alcalde en un Ayuntamiento de Tarragona liderado por el PSC.

Fernández habló de «rearme ideológico», de recuperar el diálogo entre catalanes y de ser «firmes» democráticamente para evitar que el independentismo atente «contra el pluralismo y las libertades democráticas». «Hay que defender la profunda españolidad en Cataluña», sentenció.