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Un estudio descubre la relación entre la esquizofrenia y el consumo de cannabis

El informe fue dirigido por el Vall d'Hebron con la colaboración de 184.000 pacientes.

Los pacientes explicaron a los doctores sus experiencias relacionadas con el cannabis. Foto. La Razón
Los pacientes explicaron a los doctores sus experiencias relacionadas con el cannabis. Foto. La Razónlarazon

El informe fue dirigido por el Vall d'Hebron con la colaboración de 184.000 pacientes.

Un estudio internacional en el que ha participado el Vall d’Hebron confirma que existe una base genética en el consumo del cannabis, concretamente 16 nuevas regiones que predisponen a ello, y paralelamente, demuestra que un 24% de esa base genética es compartida con la base genética de la esquizofrenia

Así pues, tal y como apunta la doctora Marta Ribasés, investigadora principal de del grupo de Psiquiatría, Salud Mental y Adicciones del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR), «existe un componente genético implicado en el consumo de cannabis y el hecho de sufrir esquizofrenia predispone a este consumo por una base genética compartida, de manera que existe un riesgo de causalidad entre la esquizofrenia y el consumo de cannabis». De hecho, si en la población adolescente un 8% ha consumido cannabis en los últimos 30 días, en el colectivo de personas con trastorno mental grave ese cifra se duplica e incluso se triplica.

Hasta la publicación en la revista Nature Neurosciencie de este nuevo estudio, que incluye a 184.765 pacientes y por lo tanto es el más grande realizado hasta el momento en lo que se refiere a la relación entre el consumo de cannabis y las patologías mentales, se conocían dos regiones genéticas relacionadas con el consumo de esta droga y ahora, las conclusiones de este trabajo «permiten desestigmatizar la drogodependencia» y, paralelamente, invitan a poner el foco en «la búsqueda de terapias más individualizadas en función del perfil genético del individuo, así como en el desarrollo de políticas preventivas a partir de la identificación de los individuos con una mayor vulnerabilidad», comenta Ribasés, quien sin embargo señala que para ello «habría que profundizar en estas regiones genéticas para ver cuáles son esos genes concretos que son dianas terapéuticas para tratar el consumo de cannabis».

Ello es además especialmente relevante por cuanto, tal y como recuerda el doctor Josep Antoni Ramos-Quiroga, la práctica clínica ha demostrado que «el consumo de cannabis perjudica la evolución de trastornos mentales graves como la esquizofrenia; pese a que no se puede confirmar una relación de causalidad, sí que está demostrado que su consumo agrava la patología». Y José, uno de sus pacientes, es claro ejemplo de ello. «Yo empecé a consumir muy joven, con unos 14 años, pero últimamente ello me ocasionaba paranoias y además, cuando consumía, me encontraba peor», revela José, a quien recientemente, tras acudir al centro médico para ser tratado de su adicción, le fue diagnosticada esquizofrenia. «Yo ya sabía que había algo en común porque lo notaba en mi cuerpo, en mi cabeza. Cuando consumía tenía pensamientos malos, ansiedad, sentía que la gente me observaba e incluso llegué a oír voces», confiesa para a continuación señalar que, tras el diagnóstico, «al ser consciente de esa relación entre la esquizofrenia y el consumo, es cuando realmente he podido dejar el cannabis porque no quiero seguir encontrándome mal». Ahora José ya lleva seis meses sin consumir y además se está tratando mediante inyecciones y medicación tanto para controlar su adicción como la propia esquizofrenia y dice sentirse mucho mejor.