Ciudad Lineal
La Policía no descarta el móvil pasional en el asesinato del «Villa Rosa»
Eran amigos desde hacía tiempo y se consideraban entre ellos como «hermanitos». Habían puesto en marcha hace pocas semanas el bar Villa Rosa –en la calle Mota del Cuervo de Hortaleza–. Un negocio en el que Iván y Cristian tenían volcadas muchas esperanzas, pero que terminó convertido este jueves en el escenario de una pelea mortal. Dos impactos de bala en el abdomen acabaron con la vida de Iván Martínez León, de 21 años e hijo de un policía municipal de la capital. Aunque los disparos tuvieron lugar en torno a las cuatro de la tarde, no fue hasta cuatro horas después cuando los vecinos, extrañados de que no abrieran el bar y con la sospecha de que hubiera alguien en su interior, realizaron la primera llamada a los servicios de emergencia. Mientras aguardaban su llegada, los curiosos que se acercaron a la puerta del Villa Rosa cada vez eran más conscientes de que las detonaciones que muchos habían escuchado hace horas podían haber tenido fatales consecuencias. Incluso a través de la reja entreabierta, algunos testigos apuntaban a que en el interior yacía un cuerpo.
Inmediatamente después de que los efectivos sanitarios constataran la muerte de Iván, todas las miradas se dirigieron hacia su socio. Los trabajadores del Samur-Protección Civil que llegaron al lugar de los hechos calcularon que Iván podía llevar pocas horas muerto. Nadie entre sus conocidos lograba localizar a Cristian. Una desaparición repentina que no hacía más que confirmarle como principal sospechoso. Cristian tiene 30 años y es agente de la Policía Nacional. Quienes frecuentaban el bar y aquellos que han compartido horas de trabajo con él le definen como una persona «peculiar». En el barrio apuntan a que el agente desaparecido estaba «obsesionado» con «el Coletas», como se conocía a Iván entre los suyos. «Kon mi hermano koletas toda la vida» era el estado que Cristian tenía todavía ayer en su perfil de WhatsApp.
En el trabajo, su particular carácter también le había impedido «encajar del todo» en algunos de sus últimos destinos. Realizó durante una temporada labores de seguridad en la comisaría de Ciudad Lineal. Y de allí pasó a trabajar dentro del grupo de agentes que desarrollan labores de seguridad estática para la Delegación del Gobierno en Madrid. «Me estáis jodiendo la vida», espetó más de una vez a algunos de sus compañeros. Sus cambios de humor y su conducta irascible, subrayan quienes han coincidido con él en estas responsabilidades, provocaban que fueran bastante habituales los arrebatos en los que Cristian reprochaba a otros agentes «jugar con su expediente».
Durante la jornada de ayer, los vecinos del barrio todavía no se explicaban cómo la corta aventura empresarial de los dos amigos había desembocado en una tragedia de estas dimensiones. Y aunque los testimonios de muchos de ellos apuntaban a que ésta fuera una historia de amor no corresponido, las pesquisas policiales se orientan más a que el origen de la disputaba estuviera en las distintas visiones que tenían en torno a la gestión del Villa Rosa. Esta cafetería con terraza llevaba pocas semanas abierta. Entre algunos de los clientes subrayaban ayer que mientras Iván se encargaba de llevar el día a día del negocio, Cristian había aportado el dinero para ponerlo en marcha.
El mismo jueves por la tarde, el Grupo VI de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial y la Policía Científica se hicieron cargo de la investigación. Pese a los rumores intensos que apuntaban a que ayer a mediodía Cristian se había entregado voluntariamente en la comisaría de Hortaleza, el cerco en torno al sospechoso y las labores de búsqueda se prolongaron durante todo el día. Un trabajo que comenzó por el domicilio de Cristian, vecino también de este barrio. Pero el agente ya no estaba allí. Respecto a este crimen, la alcaldesa de la capital, Ana Botella, aseguró que «se está investigando» y que «hay que esperar a los resultados». También quiso destacar que se trata de «un suceso doloroso para alguien que trabaja en Madrid, para mí como alcaldesa y para toda la Policía Municipal», en relación al hecho de que la víctima era hijo de este Cuerpo.
El detalle
De la obsesión por «El Coletas» al proyecto del Villa Rosa
En cuanto los efectivos sanitarios comprobaron que Iván llevaba varias horas muerto, sus conocidos pensaron eseguida en que Cristian, su amigo, estaba detrás del suceso. Al preguntar por este joven en el barrio y entre algunos de los que han compartido horas de trabajo con él, tan pronto destacan su «difícil» carácter como su afición por acudir a platós de televisión como público. Y también ponen el acento en la fuerte «obsesión» que tenía hacia Iván. Junto a él había puesto en marcha un bar en su barrio de ambos y con él, al que consideraba «su hermano», pensaba pasar «toda la vida», tal y como apuntaba en su WhatsApp.
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