50 días después de la erupción del volcán de La Palma: la luz que ilumina en la oscuridad

50 días han pasado desde que el volcán de La Palma entró en erupción, el 19 de septiembre, y la lava sigue engullendo cualquier cosa a su paso. Han sucumbido centenares de casas, cerca de 2.000 edificios y el magma ha destruido ya unas 285 hectáreas de cultivos, la mayor parte plataneras. Además de los daños materiales y emocionales, surgen numerosos problemas adicionales que dificultan las labores de mitigación y reconstrucción en la isla. Uno particularmente importante es el mantenimiento del suministro eléctrico.

«Llevo 32 años en la compañía y he dirigido operaciones sobre riesgos de todo tipo y especie, pero nunca habíamos vivido un volcán. En otro tipo de situaciones de emergencia por inundaciones, incendios, DANAs y hasta terremotos, cuentas con un periodo de tiempo acotado, pero el volcán es particularmente diferente porque no sabes cuándo va a parar y porque cada día se lleva algo: instalaciones de la red, casas... Ahora, La Palma es como una zona de guerra», expresa Carlos Lafoz, director de distribución de Endesa en Canarias.

Esta compañía es el operador energético más grande de la isla y su red de distribución da cobertura a alrededor de 75.000 habitantes. A través de su filial, e-distribución, Endesa comenzó a desplegar todos los recursos disponibles incluso días antes de la erupción del volcán. «Comenzamos a hacer acopio de equipos y tuvimos una reunión telemática con nuestros compañeros de Enel en Italia, que nos contaron su experiencia con el Etna», relata Lafoz. El objetivo es que la energía siga llegando al máximo número de hogares, negocios y edificios públicos.

El reto logístico al que se enfrenta el personal de la eléctrica es inmenso. Las coladas continúan llevándose por delante nuevas instalaciones. A día de hoy, la lava ha arrasado 113 kilómetros de líneas eléctricas, unos 1.250 apoyos (torres y otras estructuras) y 21 centros de transformación (donde llegan las líneas de media tensión y se distribuyen en varias líneas de baja tensión).

«Nos está borrando las instalaciones de forma caprichosa, nada ordenada. Nuestra red tenía un orden lógico y nos está dejando “trocitos” desconectados. De cara a la reconstrucción, cuando se enfríen las lavas, nos dejará una especie de puzle que tendremos que resolver para reconstruir la red», explica Lafoz.

Para que nos hagamos una idea de la magnitud del problema, José Manuel Revuelta, director general de Infraestructura y Redes de Endesa, explica que «nuestra red es como un anillo que recorre la isla por todo su perímetro, además de dos líneas que lo atraviesan. Lo que ha hecho el volcán, básicamente, ha sido cortar ese anillo perimetral y una de esas dos líneas». Es decir, ha cortado la red principal y alguna de las alternativas.

El reto es minimizar el impacto que la erupción del volcán está teniendo en las infraestructuras y que los ciudadanos de la isla sigan teniendo luz. Respecto a la posibilidad de que se produzca una afectación generalizada en la isla, asegura que «es una posibilidad que debe ocuparnos, pero no preocuparnos porque hay alternativas». Y es que, el volcán ha arrasado una parte de la red, pero quedan otras en pie. «Ahora se trata de unir esas partes y crear una nueva red que será, seguro, diferente a la que había», añade.

Un trabajo en la sombra que da luz a la isla

Mantener el suministro eléctrico ha sido fundamental. Revuelta explica que «todo este daño nos ha obligado a construir una nueva red, a reconfigurarla a través de grupos electrógenos, a cambiar cómo se conecta un lado a otro para que el suministro esté asegurado». El plan de prevención de la compañía es, en sus palabras «exhaustivo» pero también «dinámico», ideal para prever situaciones cambiantes como esta.

Además, Endesa ha movilizado recursos desde diferentes puntos de España y del resto de islas del archipiélago. Más de 15.000 metros de cable trifásico, 50 apoyos de líneas aéreas, equipos de lavado a presión para retirar cenizas acumuladas en las líneas, subestaciones móviles, grupos electrógenos que podrían suministrar luz a hogares y negocios en caso de emergencia y un centro de transformación portátil ya han llegado a La Palma.

Además, e-distribución ha reforzado la dotación de personal con un total de 40 trabajadores dedicados a la emergencia de Cumbre Vieja prácticamente las 24 horas del día, entre empleados de campo, apoyos logísticos y responsables del Centro de Control de redes de Endesa en Canarias.

Anticiparse a la lava es una prioridad para estos equipos. Las cuadrillas desplegadas trabajan adelantándose al paso de las coladas para vigilar que los tendidos eléctricos no supongan un peligro adicional para bomberos, policía, científicos o periodistas que trabajan dentro de la zona de exclusión. Los cortes preventivos para aislar la red son claves para garantizar la seguridad de este personal y evitar cortocircuitos que provoquen que la afectación al suministro se extienda.

«Estamos en permanente revisión de la red. Vigilamos que la ceniza no afecte a los materiales aislantes y pueda provocar cortocircuitos; tenemos equipos para limpiarla, para aplicar termografías y analizar puntos calientes en las vías, para buscar rutas alternativas por si pueda haber afectaciones... En definitiva, para prever los movimientos de estos ríos de lava, porque las lenguas pueden ir a un lado u otro», afirma Revuelta.

Además, Endesa preparó las redes para poder conectar las desaladoras de emergencia destinadas a suministrar agua a las zonas agrícolas aisladas por las coladas. «Hemos ampliado la potencia disponible en la zona para dar potencia a las desaladoras», apunta. En general, señala que «todo ha sido fruto de un gran esfuerzo y un compromiso incansable por parte los trabajadores, que trabajan en la sombra día tras día, conscientes de la situación de necesidad que ha generado el volcán».

Al margen de las actuaciones sobre el terreno para mantener el suministro eléctrico, Endesa también ha desplegado un plan especial para los residentes de la isla. Este incluye fraccionamientos y aplazamiento de pagos. También ha puesto en marcha ofertas especiales para el conjunto de la población y medidas específicas para los ciudadanos cuyas casas o pequeños negocios han resultado directamente afectados por la erupción.

Pero tener luz no es sólo importante desde el punto logístico o económico, también lo es a nivel emocional. Por eso, la compañía ha mantenido el suministro eléctrico en decenas de casas que han debido ser abandonadas de manera forzosa. «Hemos procurado mantener los suministros incluso en las casas que han sido desalojadas, porque queremos que cuando las personas puedan volver a sus domicilios, ya sea a sacar sus enseres o recuperar comida del frigorífico, al menos no les falte energía», expresa Lafoz.

Lafoz refrenda las palabras de Revuelta cuando apunta que están realizando un trabajo «un poco en la sombra» destinado precisamente «a que no haya sombra». Y concluye: «Esta es una emergencia crítica, seguramente la más complicada de mi vida y de la vida de nuestros equipos, pues algunos tienen familias y conocidos en la zona y, pese a ello, están trabajando codo con codo. Me quedo con que, cuando veo imágenes del volcán por la noche, si te fijas, aún hay luz en los alrededores. Y me quedo con la excelente coordinación con la que ya estamos trabajando con vistas a la reconstrucción que habrá que abordar cuando esto acabe».