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Carlos Gimeno: “Me impactó compartir pista y tiempo con Nadal”

Promesa del tenis español, deja atrás las lesiones y «vuelve a empezar»

Carlos Gimeno celebra un punto durante un partido
Carlos Gimeno celebra un punto durante un partidolarazon

«Crecí rápido, desde pequeño era muy alto», dice Carlos Gimeno, que ahora, con 21 años, luce una planta de 191 centímetros y está deseando volver a jugar al tenis, su deporte, su profesión, su vida. «Empiezo el 10 de octubre, que llevo unos meses lesionado. He tenido una tendinopatía rotuliana, desde el año pasado, pero seguí jugando, paraba... Y al final eso es peor. Ahora que he parado del todo seis semanas, desde mitad de julio y todo agosto, es cuando mejor me noto», explica una de las grandes promesas del tenis español. «No poder jugar torneos te hace no poder subir», continúa el actual 490 del ranking, que llegó a ser el 260 en 2021. «Lo mejor es recuperarse y empezar de cero», afirma.

Carlos ya sabe lo que es lidiar con las lesiones. «Tuve una en el escafoides bastante larga y alguna más. Puede ser que al haber crecido tan rápido te vienen por ahí algunos problemas», reflexiona. La del pie la tuvo que pasar siendo bien pequeño y el problema fue la incertidumbre. «Me dijeron tres meses, volví a pista, no estaba curado, y así estuve un año hasta hacer la recuperación total. Me fui a jugar tres torneos, parecía que bien, y al volver me tuvieron que operar y fueron siete meses. Casi dos años en total y hasta que me operaron no veía el final del túnel, ese es el mayor problema. Si te dicen seis meses, estás jodido, pero sabes cuándo vas a volver», asegura.

Volvió y siguió con esa progresión que había mostrado desde niño. «Empecé jugando en mi apartamento en los veranos, que tenían una pista de tenis. Jugaba a fútbol desde pequeño, pero me apunté a tenis con 8 o 9 años», recuerda. Era como si hubiera nacido con una raqueta en la mano. «Desde el principio se me dio bien. El primer año no sé si éramos 100 o 150 alumnos y sólo me pasaron a mí al grupo de competición, y eran mayores, tenían más fuerza y me ganaban. Pero entrenar con gente mejor que yo ya desde pequeño ha sido lo que me ha ayudado a mejorar. Entrenaba en el Sporting Tenis Valencia y desde ahí fui siguiendo un proceso, iba haciendo resultados, entrenando más y a los 14 o así empecé con IMG y ya decidí, por así decirlo, tomármelo más en serio», analiza.

Con esos 14 años comenzó a viajar fuera de España a competir, algo que puede «parecer muy bonito, como que estás en otro país y tal, pero casi es la parte más complicada, estar tres semanas fuera de casa, coger un avión, un autobús, un no sé qué». Su primer torneo en hierba fue Wimbledon júnior en 2019. Es una superficie donde la «movilidad cuesta un poco más». «Sólo llevaba un día de preparación en hierba y la mayoría de la gente llevaba dos o tres torneos», cuenta. Y Carlos llegó a la final. Son años, los previos a dar el salto a la élite, complicados en el tenis, tanto en lo deportivo como en lo económico. «Desde que empiezas a viajar, si estás con un entrenador para ti, o si estás en una academia, necesitas algún tipo de ayuda. La media de gastos que suele tener un jugador son 40.000-50.000 euros al año y hasta que no llegas a ese nivel de poder pagártelo tú por los torneos que estás jugando, es complicado. La mayoría de gente no puede», desvela. Desde el año pasado, él cuenta con la ayuda de las Becas Podium de Telefónica, creadas en 2014 para que el joven talento español no se perdiera, y en todo este tiempo el resultado ha sido de 88 participantes en Juegos Olímpicos, que han logrado siete medallas. «Es una ayuda muy grande, te da la tranquilidad de saber que puedes afrontar los siguientes viajes, los siguientes meses», admite.

Su proyección le llevó a formar parte del equipo español de Copa Davis de 2019 que ganó el título en Madrid. Era el sparring. «Fue una gran experiencia. A Bautista ya le conocía bastante. Lo que más me impactó fue compartir pista con Nadal, entrenar con él, compartir alguna cena y tiempo con él. A Nadal desde pequeño le has visto todos sus partidos y cuando lo tienes delante peloteando te impacta un poco», reconoce. También ha tenido entrenamientos con el número uno del mundo, Carlos Alcaraz, pues estaban en la misma academia. «Vivimos muchos momentos juntos. Hace tiempo que no entrenamos, ahora es el uno, pero en ese momento era el 50 o 60 y dábamos un buen nivel en los entrenamientos», dice Gimeno.

En la actualidad está en GTennis Valencia, cerca de casa, lo que le ha «venido muy bien por las lesiones», para estar con los suyos. Pretende jugar 5 o 6 torneos antes de que acabe 2022, y el año que viene, libre de dolor, tener regularidad y disputar unos 25. «Creo que puedo tener buenos resultados para entrar, por ejemplo, en las ‘qualys’ de los Grand Slams. Sería un objetivo realista», concluye.

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