¿Sabes con qué se ha hecho milmillonario Peter Jackson? Pues ni con ‘El señor de los anillos’ ni con ‘El Hobbit’

Peter Jackson es uno de los directores más populares y prestigiosos del mundo. El neozelandés, que acaba de estrenar su documental The Beatles: Get Back en Disney + (que califican de obra maestra), hizo historia en el cine con la trilogía deEl señor de los anillos, películas que se alzaron con la friolera de 17 Óscar en tres años consecutivos.

Jackson, aunque de manera menos destacada, también triunfó con otros filmes como King Kong o la trilogía de El Hobbit. De esta manera, cabe esperar que estemos ante uno de los directores más cotizados de la historia. Forbes destaca que por las tres películas de El señor de los anillos se embolsó, primero, 10 millones de dólares por adelantado en cada una de ellas. Eso, más un 10% de los ingresos de taquilla, que llegaron a casi los 3.000 millones de dólares. Casi nada. Con El Hobbit, a pesar de que la crítica situase los filmes muy por debajo de El señor de los anillos, el director percibió un total de 60 millones de dólares, también por adelantado.

No obstante, a pesar de que, por supuesto, sus películas han hecho que gane muchísimo dinero, jamás había abultado su cuenta bancaria tanto como ahora. Peter Jackson fundó en 1993 Weta Digital, una empresa de efectos visuales que en estos casi 30 años no ha parado de crecer.

Para hacernos una idea de sus dimensiones, Weta dispuso de la tecnología precisa de captura de movimiento que se utilizó en el actor Andy Serkis para crear en pantalla al mítico Gollum; diseñó Pandora y a todos sus habitantes de piel azul en Avatar; y ha estado presente en las batallas más épicas de Juego de Tronos.

Ahora, el neozelandés ha vendido parte de los activos de la compañía a Unity, que se dedica a la fabricación de software para videojuegos. Y lo ha hecho por un valor de 1.600 millones de euros. Se convierte, así, casi sin comerlo sin beberlo, en milmillonario. Con esta prestigiosa tecnología, los amantes de los videojuegos estarán mordiéndose las uñas con lo que está por venir.