Yates de lujo
‘Guilty’, navegar en una obra de arte ya es posible
El diseño más vanguardista llega por fin a los yates de lujo gracias a Jeff Koons. El artista estadounidense ha dado vida a un proyecto sin barreras en el que ha podido llevar a cabo la primera obra de arte navegable, la embarcación ‘Guilty’.
El empresario Dakis Joannou, considerado uno de los principales coleccionistas de arte contemporáneo en la actualidad, buscaba hacerse con una nueva pieza totalmente exclusiva: una galería de arte en forma de yate. Con esa idea inicial, Ivana Porifiri trabajó en el proyecto durante tres años, un encargo que después pasó a manos de Jeff Koons para terminar de dar forma al diseño.
Koons, conocido por firmar algunos de los “art cars” más reconocidos de la marca BMW, ha logrado trasladar su característico estilo a la primera galería de arte que puede surcar los mares. Una obra que se ha convertido en el proyecto más ambicioso que el estadounidense ha llevado a cabo hasta la fecha.
Así es el Guilty
El exterior de este yate de 35 metros es un collage de tonos y ritmos visuales al más puro estilo pop-art. Inspirado en el estilo de camuflaje británico de la Primera Guerra Mundial, el pintor combina en la chapa del barco una gran diversidad de formas geométricas con colores que contrastan entre sí y ofrecen una luminosidad espectacular sobre las olas.
Un juego de colores que también se mantiene en el interior de la embarcación de una manera más sutil: las paredes y los techos de la cubierta están lideradas por el color blanco para que el azul inunde las estancias durante la navegación, gracias a los grandes ventanales que completan todos los espacios.
Menos sobria es la escalera central camaleónica, que cambia de color según la iluminación, pudiendo sorprender a los pasajeros con tonos violetas, rosados, amarillos o azules. Esta espectacular creación permite a los visitantes moverse entre las diferentes plantas sin perder la sensación de estar en un museo.
Cada habitación está concebida como un espacio independiente que se comunica con el pasajero a través de las obras que se exponen en cada rincón. Koons, Sarah Moris, David Shringley o Urs Fischer son solo algunos de los artistas que componen las estancias con sus cuadros y creaciones más personales.
Y aunque es una joya como pocas otras, no debemos olvidar que esta embarcación también está pensada para navegar. El yate puede alojar hasta ocho invitados y seis tripulantes en la cubierta inferior. Además, su piso principal está ideado para hasta diez personas, con dos salones y una zona de servicio, dejando la zona superior íntegramente para la suite del propietario.
Quizás no sea el yate que más comodidades ofrece en la actualidad, pero sí es el único que puede considerarse un museo y una obra de arte a la vez. De momento, el precio del barco no ha salido a la luz, pero los más curiosos pueden visitarlo hasta finales de año en el museo de arte contemporáneo Villa Croce, de Génova.
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