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Un chalet lleno de Cariño: 3,7 millones de euros por un mágico lugar de tardes infinitas
En venta una joya situada en la localidad coruñesa de Cariño, junto al cabo Ortegal, donde se juntan el mar Cantábrico y el océano Atlántico.
La toponimia española es un festival de denominaciones de todo tipo que designan, por ejemplo, los 8.131 municipios que componen el país. Eso sí, podremos buscar y seguir buscando y no es muy probable que encontremos alguno mejor que el que nombra a Cariño. Se trata de una población coruñesa, situada junto al cabo Ortegal, el mítico lugar en el que se unen el Atlántico y el Cantábrico, a dos pasos de San Andrés de Teixido, el segundo lugar sagrado de los gallegos después del que todos sabemos y a tres de la impresionante garita de Herbeira, el acantilado más alto de todo el litoral Norte de España.
En un entorno tan privilegiado como ese abundan las viviendas espectaculares, pero pocas como un chalet que está a la venta, a través de Idealista, por 3,7 millones de euros y que se ha convertido en la casa de lujo gallega más visitada del popular portal inmobiliario.
Se trata de una vivienda construida en los años 70 por el prestigioso arquitecto Ignacio José Bescansa Aler sobre un terreno de más de 12.500 metros cuadrados con impresionantes vistas a la ría de Ortigueira. “El aire es puro y las tardes de sol son las más largas de la península ibérica”, se puede leer en el reclamo publicitario para vender la propiedad. A la casa le da el sol durante todo el día y está llena de increíbles ventanales a través de los que se puede disfrutar de una continua visión espectacular con el mar por los cuatro costados.
En el exterior hay espacio y lugar para una amplia zona de barbacoa y en los 500 metros cuadrados que ocupa la vivienda se cuentan hasta 10 dormitorios y 6 baños. El chalet está en absoluta primera línea de playa y, de hecho, una escalera lo conecta con una playa paradisíaca de arena fina y aguas cristalinas en el centro de la ría. También dispone de un pequeño muelle en el que poder practicar la pesca o cualquier deporte acuático que entre en nuestra imaginación. El suculento menú en el exterior de la vivienda puede componerse de un poco de nadar; otro de bucear; más tarde, hacer wind surf; o a disfrutar de una placentera y tranquila siesta al sol antes de salir a remar con un kayak. Un disfrute total.
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