Subasta

La muerte de la Reina Isabel II abre la caja de las subastas: a la venta su único carnet de conducir

Su fallecimiento permite pujar por diversos objetos; el último, su permiso de conducción, que fue adquirido por 12.000 dólares.

El único carnet de conducir que existe a nombre de quien fuera Isabel II.
El único carnet de conducir que existe a nombre de quien fuera Isabel II.Reeman Dansie Auctions

El pasado 8 de septiembre de 2022 será uno de esos pocos días que pasarán a la historia en más de medio mundo. En esa fecha, en el castillo escocés de Balmoral, falleció, a los 96 años, la reina Isabel II, monarca del Reino Unido desde el 6 de febrero de 1952. Ese día también está escrito en rojo en numerosas casas de subastas de todo el planeta. Diversos objetos relacionados con la reina solo tenían un único requisito para poder ser objeto de pujas: que Isabell II muriera. La inevitable fecha luctuosa llegó y las primeras subastas no se han hecho esperar demasiado. Tampoco, las más curiosas.

Ocurrió en Reeman Dansie, una casa de subastas radicada en la ciudad inglesa de Colchester hace 140 años, que comenzó siendo un pequeño negocio local y que se ha acabado convirtiendo de toda una referencia de este tipo de ventas. En días pasados allí se ha subastado el único carnet de conducir que figura a nombre de la que, durante la mayor parte de su vida, fue monarca británica.

La extraña licencia data de 1945, cuando ella poseía cuando prestaba servicio en el Servicio Territorial Auxliar, concretamente durante su etapa como mecánica en el último año de la Segunda Guerra Mundial. En el permiso figura su nombre como HRH Princess Elizabeth, detalla que su altura es de 5 pies y 4 pulgadas, esto es, 1′62 metros, que su cabello es castaño claro y que el color de sus ojos es azul.

La ahora subastada hoja de cartón fue guardada por la instructora de conducción de la Reina durante la Guerra, la Mayor Violet Wellesley, quien, a su muerte, en 1971, la cedió a un compañero.

Junto al particular carnet se incluían varias fotos, recortes de noticias sobre el servicio militar de la reina y una carta escrita por el comandante Wellesley a un biógrafo real. “La impresión que ella (la princesa Isabel) nos dejó a todos, y sé que estoy hablando por todos en esa unidad, fue de comprensión real y camaradería muy feliz”, escribió. “A pesar del hecho de que nuestra vida en el ejército era completamente nueva para alguien en su posición y extremadamente agotadora, ella nunca se rindió. Ella insistió en ser tratada como una subalterna ordinaria de la ATS y en no recibir ningún favor”, añadió Wellesley.

La puja de tan curiosa joya se cerró en los 12.000 dólares.