Mayores

Los empleados de la residencia Albertia de Moratalaz piden ayuda desesperadamente

Apenas cinco auxiliares se ocupan de casi un centenar de ancianos en un centro, donde ya se han producido 14 fallecimientos

Siete muertos y 40 aislados en una residencia de ancianos en Moratalaz
Entrada a la Residencia de Ancianos Albertia en el distrito madrileño de MoratalazEduardo ParraEuropa Press

La situación no puede ser más crítica en la Residencia de Mayores Albertia, ubicada en la calle Hacienda de Pavones, en el distrito madrileño de Moratalaz, donde ya se han producido 14 fallecimientos por coronavirus, según aseguran empleados del centro. La residencia, de gestión privada, no cuenta con personal suficiente para atender a las necesidades de más de un centenar de ancianos, muchos de ellos grandes dependientes, después de que 40 trabajadores, entre auxiliares de clínica, médicos y enfermeras, se hayan dado de baja -de hecho, uno de ellos se encuentra ingresado en el Gregorio Marañón-. En una de las cinco plantas con las que cuenta la residencia, una sola auxiliar por turno se debe hacer cargo de una treintena de residentes, cuando la Ley establece una por cada diez personas y dos si son dependientes. Tan solo dos manos para acostarles, darles de comer, asearles y, atenderles, en definitiva. En otra planta, la situación no es mucho mejor: dos auxiliares cuidan de otros 40 residentes.

Por su parte, la empresa indica que son 11 los fallecidos y 30 los trabajadores de baja y que, actualmente, disponen de como mínimo de dos auxiliares por planta.

El día a día es angustioso no sólo para los ancianos, sino también para los pocos empleados que quedan, que están completamente exhaustos y desbordados. Esta extrema situación la relata en primera persona uno de estos trabajadores que, durante la conversación con LA RAZÓN, no puede evitar el llanto porque “es muy duro ver cómo los abuelitos se están muriendo”. Las lágrimas, pronto, se convierten en rabia por la impotencia de ver el abandono de estos mayores. “Cada noche fallece uno y, aunque hay tres médicos, lo único que hacen es certificar las muertes. Es todo muy rápido, y el patrón se repite. Están bien, de repente, les sube la fiebre, y mueren. Además, están todos juntos, el único confinamiento es el de su habitación, pero, como el de al lado está contagiado, pues, tarde o temprano, caen, y nadie está haciendo nada. Los abuelos están completamente abandonados. Pedimos ayuda ya. Por favor, que alguien haga algo. Si tiene que intervenir la Fiscalía, que intervenga”, se lamenta este empleado.

Según el comunicado elaborado por la propia empresa, que certifica nueve óbitos, “desde que el pasado 8 de marzo se registrara el primer positivo, se ha ido incorporando progresivamente, como medida de precaución, nuevos aislados hasta alcanzar la cifra de 40. De ellos, 15 presentan síntomas claros de ser compatibles con coronavirus y el resto evidencias indicios más leves. Sin embargo, ninguno de ellos ha podido ser confirmado, ya que no se han realizado test. Dadas las necesidades de personal que se están produciendo como consecuencia de esta situación y en especial como previsión ante futuras necesidades, desde la Dirección, hacemos un llamamiento a incorporar enfermeros y auxiliares de clínica”.