Madrid

«Truco es lo que está haciendo el Gobierno»

Anthony Blake blake Mentalista e ilusionista A pesar de las dificultades, está feliz con su espectáculo en el Teatro Reina Victoria

15/10/20 Madrid. CentroAnthony Blake en el teatro Reina Victoria.@Cipriano Pastrano
15/10/20 Madrid. CentroAnthony Blake en el teatro Reina Victoria.@Cipriano PastranoCipriano Pastrano DelgadoLa Raz—n

Con su mirada penetrante –de esas que parecen que saben más de uno de lo que cualquiera se permitiese en la intimidad–, Anthony Blake observa y se regodea de Madrid como el vecino que es y que todavía no ha perdido la capacidad de sorpresa. Un lujo, a qué negarnos. Si piensa en los sitios que le hacen cosquillear el alma por los estímulos que le transmiten, el primero es Alambique, un lugar donde se aprende a saber cocinar y a lo siguiente: utilizar el potencial que se lleva dentro para, desde uno, proyectar en los platos todo el potencial gastronómico que lleva dentro. «Me divierto muchísimo cuando veo dar clases a mi esposa allí porque, desde una esquina, mirándola, acabo aprendiendo yo». Y del Alambique, la parada siguiente en la plaza de Oriente porque, cómo él dice, y lo pueden firmar miles de madrileños, «su belleza es excepcional y tiene unos atardeceres espectaculares». Aunque no deja de mencionar su casa como uno de esos sitios donde hay que buscarle – «ya se sabe lo que se dice ''Mi casa es un castillo''» – luego dirige su mirada a esos pequeños museos de Madrid. Menciona el Sorolla y el museo del Romanticismo, a los que van los viandantes casi por casualidad, «hasta el del Ratoncito Pérez, con lo mono que es».

Blake se ha subido, con equilibrios incluidos, al propósito de no dejar a los espectadores solos. De ahí que hasta el domingo, en el Teatro Reina Victoria, se ponga a prueba con el espectáculo «Sí! Tiene sentido». Blake, de semblante serio y de gestos austeros, ha decidido relajarse. No tanto por despojarse de su personalidad artística como para ofrecer al espectador otro registro sin dejar de ser él mismo. Simplemente ha querido «suavizar» al personaje, bajar el diapasón de esa persona tan austera, bajar el tono del texto y buscar esa sonrisa que les dice: «Todos tenéis habilidades, capacidades, haced el favor de aprovecharlas, porque es el momento de dar un paso adelante». Para que este propósito no se quede en un sueño de esos que no se concretan, sube al escenario a dos espectadores, que ni se han visto en radiografías, para que entre ellos se lean el pensamiento cada noche. O dos personas que, con el único utensilio, nada baladí, de sus manos, doblan cucharas. Que eso está muy bien, pero tiene que haber alguien, y ése es Blake, que tenga capacidad de persuasión y sensibilidad para ver si el público está receptivo. Escrito así, de corrido, da la impresión de que se hace con la gorra, pero no. «Como dijo Machado, ''se hace camino al andar''. Se lee la teoría, pero luego hay que saber cómo manejar la atención del espectador. Juan Tamariz me enseñó algo fundamental: no sólo hay que mirar a los espectadores que están en la primera fila, hay que levantar la mirada y conectar con los que están al fondo. Y lo más importante; hay que ejercitar el lenguaje no verbal, que es nuestro método más habitual de comunicarnos. Tú puedes mentir con todo lo que quieras pero con el cuerpo no». Y pone un ejemplo: «Si salgo al escenario y veo a un señor con los brazos y las piernas cruzadas, a mí ni se me ocurre darle las buenas noches... Que por supuesto que lo hago, pero no puede colaborar en el espectáculo porque está cerrado; lo dice su cuerpo, y sólo quiere ser un espectador y eso hay que respetarlo, porque no hay cosa peor que romper ese obstáculo de colaboración ya qu no va a aportar y está en su derecho». Otros, de puro entusiasmo, ponen la quinta velocidad y hay que pararlos».

Blake tiene una espinita clavada: que «Si¡ Tiene sentido» no haya hecho gira antes de aterrizar en Madrid. Es muy puntilloso y sabe que hay que pulir la puesta en escena y demás detalles y lo que los cómicos llaman ir de gira para llegar a la capital «como perita en dulce». Sin embargo, «estoy muy contento porque la reacción está siendo estupenda, aunque llegué poco menos que desnudo. Tengo clarísimo que ya se puede caer el teatro abajo que la función sale adelante».

Si hay una palabra que odian los ilusionistas y magos es «truco». «¡Es horrorosa!.Truco es lo que está haciendo en este momento el Gobierno, hija mía, y encima se les está viendo el plumero». Y deja un mensaje para apuntarlo: «En ningún teatro, cine, eventos culturales ha habido ningún contagio. Es el espacio más seguro para todos, que se animen a ir».