Dos años de prisión

Un marroquí, juzgado por insultar a unas lesbianas: “No soy homófobo, soy gay y además empezaron ellas”

Las denunciantes han relatado a la Sala que el acusado solía escupirles a los pies y que no sabían que era homosexual, algo que, aseguran, ponen en duda

Entrada de la Audiencia Provincial de Madrid
Entrada de la Audiencia Provincial de MadridBernardo RodriguezEFE

El hombre juzgado por insultar y amenazar a dos mujeres en 2017 por su condición sexual, llamándolas “lesbianas de mierda” delante de la hija de una de ellas, de 2 años, ha asegurado que ellas comenzaron a insultarle y que él no es homófobo porque de hecho es gay y le ha costado mucho salir del armario.

La Audiencia Provincial de Madrid ha celebrado este martes y ha dejado visto para sentencia el juicio contra Ismael A.R., acusado de un delito contra los derechos fundamentales y otro de amenazas a dos mujeres y por el que el Ministerio Público pide para él dos años de prisión.

Según el escrito de la Fiscalía, el joven está acusado de entrar en un establecimiento comercial en el que se encontraban A.A. y S.P. -a quienes conocía por vivir en el mismo inmueble y que eran pareja-, junto a la hija de una de ellas, de dos años, con “ánimo evidente de menospreciar, humillar y atentar a la dignidad de las mismas”.

El acusado ha explicado que el 6 de octubre de 2017 él escupió en el suelo justo antes de entrar en la tienda en la que estaban las dos denunciantes y eso debió de molestarles porque de repente le llamaron “asqueroso” y “maricón”, ya que sabían que él era homosexual, lo que hizo que se sintiera “frustrado” y las insultase.

Ha precisado que no conocía mucho a las dos mujeres, que vivían en el bloque de su familia, pero que si había tenido “algún rifi-rafe” previo, y que en esa discusión llegó a llamarlas “bolleras de mierda” a raíz de que ellas le dijesen “maricón de mierda”, pero no que dijera otros insultos o las amenazara por su condición sexual.

“No soy homófobo. Soy homosexual y soy marroquí. Me ha costado mucho salir del armario con mis padres para que ahora me acusen de homófobo”, ha sostenido el procesado al ser interrogado y luego en su derecho a la última palabra.

Ha asegurado que durante el incidente una de ellas le dijo que sabía cómo denunciarle y llevarle a juicio y que tras este suceso sus padres dejaron de hablarle y le mandaron a vivir a Barcelona varios meses. Cuando volvió ellas ya no vivían en el bloque.

Por su parte una de las denunciantes ha relatado a la Sala que el acusado solía escupirles a los pies, lo que “no era un trato agradable”, y al encontrarle en la tienda aquel día ella le dijo a su hija de 2 años que no se acercara a él, lo que motivó que él “empezara a gritar, insultar y a decir barbaridades como que mi pareja no tenía polla para metérmela y por eso se sentía menos que nadie”.

Luego las amenazó diciéndoles que sabían dónde vivían, mientras su hija veía todo y otras personas comenzaron a apoyarlas, tras lo que llamaron a la policía, que tuvo que acompañarlas a su casa porque él seguía allí y tenían miedo.

Su pareja también ha relatado estos hechos, haciendo hincapié en que sintió miedo y llamó a la Policía después de que el acusado simulara que tenía algo en el bolsillo que pensó que podría se un cuchillo o un arma, aunque finalmente sacó solo un billete.

A la salida de la audiencia madrileña las dos mujeres han explicado que, en contra de lo que ha asegurado el acusado, ellas no sabían que era gay y de hecho lo ponen en duda, y una de ellas ha expresado su deseo de que el procesado sea condenado para que no vuelva a tratar a nadie así.

Ha incidido en que a ella le pilló “fuerte” y le ha denunciado entre otras cosas porque lo hizo delante de su hija, pero tras personas pueden no estar preparadas para hacerlo.

Una testigo que estaba en la tienda cuando ocurrieron los hechos han explicado, por videoconferencia, que “la situación fue mala, horrible, y daba miedo”, ya que él mantuvo “un trato vejatorio” mientras que a ellas no las vio violentas. Otra testigo ha coincidido en que ellas “no actuaron mal” y que le aseguraron que él ya las había tratado mal antes y por eso le contestaron.

El fiscal ha mantenido su acusación al considerar que el procesado insultó a las víctimas por su condición sexual, con una “conducta denigrante, de intimidación o agresión gratuita”, incurriendo en “un hecho violento e innecesario” que no era un incidente aislado.

Por su parte la defensa del acusado ha pedido su libre absolución porque las dos partes discutieron e insultaron pero no por la orientación sexual de las mujeres, y además “no hubo amenazas de ningún tipo”.