Vinos de barra
Por derecho, Semele 2019
La Ribera del Duero se ha apoderado brillantemente de esas mesas discretas que para la burguesía nacional tienen sentido
Cuando uno se ha quedado fatigado a la vera de un camino con el paladar y los entresijos del alma exhaustos de probar muchos vinos, siempre hay un amigo que te invita a un par de huevos fritos una madrugada turbulenta y una copa de vino. Un tinto como Semele es el cómplice ideal de la ecuación.
La Ribera del Duero se ha apoderado brillantemente de esas mesas discretas que para la burguesía nacional tienen sentido. Vinos que hoy tienen poca corpulencia, un nivel aceptable de acidez y de potencia alcohólica. Vamos, mire usted, un vino que le va acompañar en todas las horas del día y casi con cualquier compañía, de esos que no fallan y que cada vez más ese consumidor medio anhela.
Tiene protocolo, que dicen los horteras, de media crianza, con un ensamblaje de la benemérita tempranillo con la sugeridora merlot para llegar un ejemplar infalible. Sus notas de cata tienen siempre un notable, aquellas que hablan de longitud, notas de mineralidad, pespuntes especiados sin estridencias y un pasaporte sin sello hacia el confort de tiempos sin dueño.
Bodega: Montebaco.
Vino: Semele 2019.
D.O: Ribera del Duero.
Precio: 9,50 euros.
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