Patrimonio

La historia del templo de Debod en cuatro preguntas clave

La infraestructura egipcia, de unos 2.000 años de historia, cumple cincuenta años en la capital

Visitar el Templo de Debod es obligado en Madrid
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¿Cuál es el origen del templo de Debod?

Construido hace más de 2.000 años en la baja Nubia (región central del Nilo) se sabe que estuvo dedicado a Isis, una de las principales diosas del Antiguo Egipto. Con todo, la documentación y los testimonios gráficos que se han id recopilando parecen indicar que poco queda hoy del edificio original. También se conoce que el templo original se cerró en el siglo VII y que nadie se acordó de él en once siglos. No fue hasta su descubrimiento, en el año 1737, por parte de unos arqueólogos europeos, cuando volvió a estar situado en el mapa. Eso sí, fue expoliado y abandonado. Ya en 1907, ante la construcción de la presa de Asuán, fue reconstruido para protegerlo de la inmersión. El templo quedó sumergido durante más de cincuenta años, sufriendo la consecuente erosión.

¿Por qué se trasladó a Madrid?

En 1968, Egipto, en agradecimiento a nuestro país por su participación en la campaña de recuperación de una veintena de templos, salvados por la construcción de la presa de Asuán, decidió donarlo a España. El traslado ya mostró el deterioro del templo. Por eso, al montarlo, se optó por reconstruir los elementos más degradados con piedra procedente de las canteras de Villamayor (Salamanca). «Estas piedras resistirán cien o mil años», dijo en su día Carlos Arias Navarro, alcalde de Madrid en 1972, cuando se inauguró el monumento. Para su emplazamiento se optó por los terrenos del antiguo Cuartel de la Montaña del parque del Oeste, a los que que se dotó de una vegetación tropical y de un estanque a modo de Nilo artificial.

¿Cómo era originalmente?

La web municipal Memoria de Madrid, a través de su proyecto escond.es, ha reconstruid en 3D aquellos espacios, lugares y monumentos de la capital hoy deteriorados o, directamente, desaparecidos. Uno de los elegidos fue este templo egipcio. Y, más concretamente, la parte más antigua y cuya excepcional decoración ha perdido el brillo de antaño: la capilla de Adijalamani. Así, esta capilla destacaba por el uso del verde, un color que los antiguos egipcios identificaban con la vida y la resurrección, y con el que representaban a algunos de sus dioses. Los artistas y artesanos pudieron acceder a esta tonalidad gracias a la industria del cobre, introducida desde hacía milenios en el valle del Nilo.

¿Ha peligrado su integridad?

El templo vivió un momento especialmente crítico en 2016. Debido a un mal funcionamiento de los sistemas de climatización, el Ayuntamiento de Madrid se vio obligado a decretar su cierre. Tras más de un año clausurado, reabrió sus puertas en septiembre de 2017. De momento, el Ayuntamiento ha descartado la instalación de una cúpula para su protección. Hay que tener en cuenta, por otro lado, que el templo no solo sufre por la lluvia o la nieve, como ocurrió tras el paso de la borrasca Filomena. El mero hecho de abrir y cerrar sus puertas puede acarrear una inestabilidad ambiental, un incremento de la humedad relativa o un aumento de la temperatura.