Empresa

Freshis, la aplicación que une el campo y la mesa

LA RAZÓN habla con el CEO de la startup, Lluis Puig, y con uno de los productores implicados, Hugo Vela

Pablo Engelmann (encargado de la logística, exdirector durante cinco años de Aldi en España), Jaume Puig (el brazo financiero) y Lluis Puig (consultor estratégico). Estos tres amigos, los dos últimos hermanos, son los fundadores de Freshis, una aplicación donde comprar fruta y verdura fresca, que elimina las barreras envueltas en los procesos de compra dejando solamente al comprador y productor como protagonistas.

«Después de muchos años trabajando fuera de España y buscando nuevos proyectos, al estudiar la cadena de valor vimos a Freshis. Tenía un productor, un distribuidor, un mayorista, un retailer (frutería de barrio pequeña o supermercado) y consumidor final. Vimos entonces como mínimo tres implicados en el proceso, y esto no tenía mucho sentido, era una cadena muy anticuada y muy poco digitalizada, teníamos que pensar qué hacer. Empezamos por crear nuestra propia demanda a través de un concepto que ayude a productores a acercarse lo máximo posible al consumidor final», cuenta Jaume Puig. No obstante, ponerlo en marcha no fue tan fácil puesto que la idea vio la luz solo dos semanas antes de la pandemia de la COVID-19: «En septiembre de 2019 dejé mi anterior trabajo y me vine a España para desarrollar el concepto. Creamos una página web, pautas para hacer compras etc, y el 2 de marzo, que era lunes, lanzamos sin saber que a los dos días íbamos a estar confinados. Al principio tuvimos una demanda brutal porque todo el mundo estaba en casa y pedía a domicilio, y además cosas muy nutritivas ya que era un momento donde lo que más primaba era la preocupación por la salud», añade.

Actualmente cuentan con una red de más de 50 productores, locales pequeños y también grandes superficies. Son multiproducto todos ellos, a cada uno les compran lo que la demanda ordene. «No es un supermercado al uso, es un mercado artesano de fruta y verdura, aunque también hay productores que venden quesos, aceites, mermeladas, yogures… siempre trabajando directamente con el productor. Hemos montado una infraestructura logística que nos permite acortar la cadena de valor a uno, que somos nosotros. Compramos la mercancía y las ponemos en manos del consumidor final», detalla Jaume. Desde la aplicación descargada en el móvil o desde la propia página web se puede buscar la comida, filtrarla por categorías y elegir, tanto en cantidades (por unidades o kilos) o tipo de madurez, como en tiempo de llegada (desde distintas franjas horarias del mismo día).

Monjarama, empresa de agricultura ecológica y Freshis que se dedica a distribución de productos de cercanía
Monjarama, empresa de agricultura ecológica y Freshis que se dedica a distribución de productos de cercaníaJavier Fdez-LargoLa Razón

Cuando preguntamos por el marketing de Freshis, Lluis responde: «Nuestro equipo de marketing tiene una estrategia que abarca varios canales. En primer lugar, creamos mucho contenido en nuestra página web para así poder posicionarnos en cuanto a temas de fruta y verdura. Tenemos un blog que consta de cuatro categorías: cosas sobre Freshis y el modelo de negocio, y las otras tres las llamamos «las tres s»: sabor, salud y sostenibilidad. Queremos que nuestro producto sea sabroso y tenga el sabor original, que sean frescos y llenos de nutrientes, y que sean sostenibles, que en la medida de todo lo posible no se hayan utilizado productos químicos en su producción y en toda la cadena. Por ejemplo, con Monjarama trabajamos con cajas retornables. Con nuestros productores nacionales utilizamos cajas a granel de muchos kilos para minimizar los kilos de packaging».

En cuanto al papel de España en el marco de lo ecológico, Lluis opina: «Lo ecológico será el nuevo estándar como ya está ocurriendo en otros países. No será algo diferencial a lo largo de los años. Saldrán nuevas vertientes, como la cultura regenerativa, por ejemplo»

Víveros de Monjarama

Uno de los productores principales con los que trabaja Freshis es Víveros de Monjarama, una empresa familiar que lleva 30 años cultivando fresas y otros productos frescos, como tomates, calabazas, moras, frambuesas o grosellas. Su propietario, Hugo Vela, confiesa no entender la falta de involucramiento en las cosechas españolas, mientras que las extranjeras son mucho más solicitadas: «La calabaza de Totana, por ejemplo, es espectacular, suave, sabrosa… Sin embargo, la gente habla de la Peter Pan. No sé la causa, pero hay que cuidar mucho el discurso si quieres vender».

Monjarama, empresa de agricultura ecológica y Freshis que se dedica a distribución de productos de cercanía
Monjarama, empresa de agricultura ecológica y Freshis que se dedica a distribución de productos de cercaníaJavier Fdez-LargoLa Razón

Y es que Víveros de Monjarama son pioneros en apostar por la agricultura ecológica, cuyas plantaciones, que están en San Sebastián de los Reyes, se compraron en 1971. Por aquel entonces se tardaba más de una hora en llegar, ahora, en cambio, enseguida: «Al principio lo ecológico era lo más raro. Éramos unos locos, unos perroflautas. Montamos una asociación para potenciarlo. Ahora se ha puesto de moda y mejor para nosotros. La idea que yo tenía era hacer fruta para profesionales en el sector ecológico y empezamos por grupos de consumo, luego asociaciones, luego tiendas y supermercados. Actualmente estamos metidos en el tema de internet, cestas de compra e incluso eventos para visitar y hacer actividades. Tenemos clientes desde hace 25 años muy fieles al producto que hacemos, antes la certificación era la garantía y ahora la garantía nos la da el cliente», explica Hugo.

Dentro de su trayectoria como explotación agrícola han tenido que enfrentarse a los duros comienzos de hacer clientela y de adaptar mentalmente sus condiciones a un tipo de manejo respetuoso con el medioambiente. No obstante, se dieron cuenta de que los clientes valoraban su mercado y eso les dio la posibilidad a montar su propia tienda justo en el mismo sitio donde nace la cosecha. «Además de la venta directa también hemos añadido actividades sociales, los clientes pueden venir, comprar semillas y cosechar por ellos mismos. Vienen colegios y también planes familiares de fines de semana. Ofrecemos el servicio de poner las manos en la mesa».

En aras de futuro, planean disponer de coches eléctricos para realizar los servicios, pues las electrolineras ya están montadas en la finca. «Estamos tratando de ser totalmente energéticamente viables, no tener que pagar un céntimo a nivel energético. Hemos pasado de gastar un 40% a un 10%, hemos incrementado los paneles solares y buscamos eliminar plásticos al máximo y apostar por lo compostable», informa el agrónomo. Así es como en Monjarama buscan maximizar la salud, a través del cuidado interior y también desde la sostenibilidad, alimentando a personas y no a mercados.