Ocio

Una escapada enoturística a solo hora y media de la Puerta del Sol

La Finca Río Negro lleva dos décadas recuperando la tradición vinícola de Cogolludo

Finca Río Negro.
Finca Río NegroFinca Río Negro

Los festivos de diciembre se acercan y no son pocos quienes aprovecharán para escaparse unos días a la naturaleza, descansar de la inmediatez del día a día y conocer nuevos lugares. Una opción para ellos es el turismo del vino o enoturismo, una manera de viajar que aglutina gastronomía local, historia y poner en valor una región con el hilo conductor del vino.

Esta práctica se da normalmente en medios rurales y los destinos más clásicos son La Rioja, Penedès o Jerez de la Frontera. Sin embargo, merece la pena abrir la mente y poner el foco en otros lugares, y más si son cercanos, como es el caso de Cogolludo. Situado a 40 km de Guadalajara, a 50 km de Sigüenza y a hora y media de Madrid, se convierte en un lugar más que digno para una visita que aúne enología e historia mientras se disfruta de los colores con los que el otoño tiñe el entorno.

Viñedos de la Finca Río Negro
Viñedos de la Finca Río NegroFinca Río Negro

La villa, en la que algunos documentos aseguran que nació Cristóbal Colón, está rodeada por cultivos mayoritariamente de secano, huertas y explotaciones ganaderas. Además, su fauna cuenta con corzos, venados, jabalís, ginetas, zorros, liebres o comadrejas. Uno de los mejores embajadores del pueblo –pese a ser palentino– es Víctor Fuentes, director comercial de las bodegas Río Negro, y presume como nadie de sus iglesias y del palacio de los Duques de Medinaceli, también conocido como palacio Ducal de Cogolludo, obra renacentista cuya construcción finalizó en 1492.

Sus viñedos, a 1.000 metros de altura, proporcionan a los vinos unos matices y sabores únicos

La empresa familiar Río Negro es uno de los lugares que se pueden visitar desde el pueblo, al igual que el hayedo de Tejera Negra o reservas naturales como la de Pico del Lobo o las Lagunas de Puebla de Beleña. La bodega, por su parte, se encuentra junto al Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara. Por su localización, a 1.000 metros de altura, y sin más bodegas en un radio de 55 km, se trata de uno de los viñedos más altos de España, algo que se traduce en un vino resultante con muchas particularidades, entre otros factores, por estar expuestos a rayos UVA más potentes, por lo que las uvas desarrollan una piel más dura para proteger a la semilla y la concentración de sus componentes es mayor.

Finca Río Negro
Finca Río NegroFinca Río Negro

En la finca, que cuenta con más de 600 hectáreas de bosques y 42 hectáreas de viñedos donde habitan animales en libertad como una manada de lobos ibéricos, se combina lo mejor de cada casa, con procesos artesanales de vendimia y con una bodega construida según el método tradicional, pero con la última generación en maquinaria, lo que evita el desperdicio del producto.

La bodega ofrece planes orientados a descubrir cada rincón de la misma, pero también el paisaje de viñedos en el que se integra y a conocer más sobre el vino o a iniciarse en este mundo. Eso sí, también es un lugar al que acudir a conocer gente, según advierte Víctor, que asegura que de las catas han salido varios matrimonios.

En 1998, José Manuel Fuentes decidió cambiar el rumbo de su vida y apostar por su verdadera pasión: el vino

En las visitas, que cuestan 23 euros y duran 1 hora y 45 minutos, se puede conocer en profundidad los secretos de la elaboración de los vinos de Río Negro, pero también probar tres de ellos y disfrutar de productos locales en un aperitivo que incluye quesos, cecina y embutidos de caza. El director comercial recuerda que la empresa es obra de su padre, Jose Manuel Fuentes, “un emprendedor nato” que decidió apostar por su gran pasión después de toda una vida en Madrid.

Finca Río Negro
Finca Río NegroFinca Río Negro

Tras mucho tiempo buscando la tierra prometida, es decir, el lugar idóneo desde el que desarrollar su sueño; en 1998 plantó la primera parcela de viñedo, con tan solo 0,6 hectáreas, pues las condiciones climáticas de la zona daban lugar a cierto margen de riesgo pese a la tradición vitivinícola de Cogolludo, para la que hay que remontarse a la Edad Media, pues desde los años 60 y por el éxodo de la población rural, la finca solo se había dedicado a la ganadería ovina y al cereal... aunque los estudios de clima y suelo eran muy prometedores y se abría un abanico de posibilidades muy favorables.

Apostaron por recuperar la tradición vinícola de la zona y, pese a no contar con más bodegas en 55 kilómetros a la redonda, el resultado da fe de que, cuando Felipe el Hermoso alababa los vinos de la villa, no se equivocaba. Ahora, entre los productos de Río Negro destacan la segunda añada de Cerro del Lobo, un exclusivo vino de parcela con una producción limitada de 6.437 botellas numeradas; 5º Año 2017, que tras una crianza de 19 meses en barricas nuevas de roble francés, es un tinto de aroma muy intenso, elegante y complejo; o Gewürztraminer 2021, el único blanco de la bodega, criado sobre lías durante 4 meses.

Estas se cumplieron y el lugar se fue ampliando hasta llegar a las 42 hectáreas actuales. Pero esta es una historia en la que se ha ido despacito y con buena letra: unos años antes, en enero de 2010, salió al mercado la primera añada, Finca Río Negro 2007, que debutó, como cuenta Victor, con 92 puntos en la prestigiosa Guía Peñín.

Desde entonces, el crecimiento de la empresa y la variedad de sus productos fue sostenido, y en la actualidad exportan a 21 países y cuentan con unos 40 trabajadores, sin dejar atrás nuna la premisa de “lograr el mejor vino que la tierra fuese capaz de dar, respetando las particularidades de la localización de sus viñedos”.