Patrimonio
La estatua de la Puerta del Sol cuya ubicación fue decidida en referéndum
El emplazamiento de la efigie de Carlos III fue decidido por los madrileños hace casi tres décadas. Ahora, con la reforma, cambiará su orientación
El conocido como «mejor alcalde de Madrid» cambiará de ubicación. El motivo, la reforma de la Puerta del Sol, proyecto que culminará en la primavera de 2023. Actualmente, la efigie de Carlos III se erige en el centro de la plaza, con la mirada puesta en la Real Casa de Correos. Próximamente, su orientación cambiará: según las proyecciones del Ayuntamiento, la estatua dará la espalda a la sede del Gobierno regional, mirando en dirección al edificio de Tío Pepe, y estará desplazada ligeramente al noroeste de la plaza. No es la única que cambiará de sitio. El proyecto de reordenación de la plaza incluye un pequeño «baile» de estatuas. Las de la Mariblanca y el Oso y el Madroño flanquearán la plaza desde los extremos este y oeste. Sin embargo, ha sido la de Carlos III la que ha motivado la pregunta del grupo municipal de Vox en la Comisión de Cultura, Turismo y Deportes que se celebra hoy. Allí, preguntarán a la concejala Andrea Levy qué opinión le merece «que el equipo de Gobierno del que forma parte haya decidido retirarla en contra del deseo de los madrileños, que hace 30 años votaron en una consulta popular su actual ubicación».
Eso es cierto. Pese al porte y semblante dieciochesco del monarca, lo cierto es que se trata de una estatua joven, con apenas 28 años de vida. La empresa municipal Promadrid fue la que lideró la iniciativa, encargando la obra a los escultores Eduardo Zancada y Miguel Ángel Rodríguez. En este caso, tuvieron como modelo una escultura de Juan Pascual de Mena, fechada en 1780. Los escultores modificaron las dimensiones del caballo y del rostro del rey, en el que tomaron como base los retratos realizados por Goya y del checo Mengs.
La tercera estatua
No era la primera estatua dedicada a Carlos III en las calles de Madrid: ya existía una en los Jardines de Sabatini y otra en el Jardín Botánico. Sin embargo, la de Sol sería la única ecuestre. E importante: en términos literales, presidiría el centro de la capital y del país, en pleno kilómetro cero.
Sin embargo, su ubicación allí fue por deseo expreso de los madrileños. El entonces alcalde, José María Álvarez del Manzano, pidió a los vecinos que eligieran su emplazamiento. Sobre la mesa había tres opciones: la de Sol, la de la Puerta de Alcalá, y la de la Plaza de la Armería, frente al Palacio Real. Así, se convocó un referéndum el 26 de diciembre de 1993, y en el que participaron cerca de 127.000 personas. La primera opción obtuvo un 42% de los votos; la de la Puerta de Alcalá, un 28,4%, y la de la Plaza de la Armería, un 10,4%. Casi un año después, el 16 de diciembre de 1994, era oficialmente inaugurada, incluyendo un pedestal con inscripciones realizadas por Carlos Sambricio, catedrático de Historia del Arte.
En lo que se refiere a su nueva ubicación, el proyecto de reforma de la plaza, firmado por los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez en 2014, tenía un objetivo muy focalizado: «limpiar» la plaza. De hecho, el entorno de la Puerta del Sol nunca había sido ideado como plaza. Más bien, había funcionado como cruce de caminos. Y los elementos que en ella se encuentran, incluida la estatua de Carlos III, fueron colocados de forma «improvisada». Sin embargo, con el paso de las décadas, y a medida que se ha ido peatonalizando el entorno, es cuando ha ido cobrando ese rol como «centro de reunión». Un papel que, con la actual reforma, ganará peso.
A tal fin, el proyecto ha contemplado la reordenación de todos sus elementos. Especialmente de sus estatuas: las del Oso y el Madroño y la de la Mariblanca se instalarán en los extremos de la alineación de bancos, flanqueando ambas la plaza «para recibir a los transeúntes desde los extremos este y oeste», describían desde el Ayuntamiento. Y en lo que respecta a la efigie de Carlos III, el Consistorio pretende que cobre especial relevancia al situarla en el interior de una fuente oval, que sustituirá a las dos fuentes actuales.
En esa línea, la reforma dejará un espacio central despejado que permitirá, ahora sí, hacer una parada en la zona mientras observamos la plaza de forma panorámica. En su lado norte, el espacio estará bordeado por una línea de bancos dividida en ocho partes para permitir el tránsito, especialmente el que coincide con el devenir de las calles Preciados, Carmen y Montera.
Los actuales quioscos también cambiarán de situación: estarán agrupados en los extremos, en el eje que va de oeste a este, desde las calles Mayor y Arenal a Alcalá y la Carrera de San Jerónimo. Pasarán a ser pabellones de vidrio y tendrán forma de racimo de unidades circulares, pegadas unas a otras.
Por último, si hablamos de «limpia» de elementos, uno de los que no podía sobrevivir era la «ballena», el acceso a la estación de Cercanías. El acceso se mantendrá en su ubicación actual, al igual que los ascensores, pero la estructura con forma de caparazón desaparecerá, dando paso a un pabellón de vidrio con forma oval.
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