Opinión

Una Universidad a medida de Iglesias y Junqueras

Lo que se nos viene encima es muy grave. El sistema universitario español, como otras tantas instituciones fundamentales, está bajo seria amenaza. Tenemos que ser enérgicos en la respuesta

Estudiantes en el Inicio de la Prueba de la EBAU en la Facultad de Odontologia de la UCM DE Madrid
Estudiantes en el Inicio de la Prueba de la EBAU en la Facultad de Odontologia de la UCM DE MadridAlberto R. RoldanLa Razón

Decíamos ayer -por expresarlo al modo de Fray Luis- que la primera redacción de Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU) tenía una fuerte carga de sectarismo, con grietas por las que se colaría la rebaja de la excelencia en la educación superior y la politización de los campus. Ahora ya sabemos, lamentablemente, que la norma va a ser aprobada en esas mismas condiciones, pero empeoradas porque, a última hora, ERC ha dado una vuelta más de tuerca e impuesto sus condiciones.

Dirán, como siempre, que para elaborar esta ley se ha escuchado a todos, cuando la realidad es que de las 37 alegaciones presentadas por la Comunidad de Madrid solo se ha retocado levemente una disposición relativa a la participación del estudiantado. ¿Qué voces se han tenido en cuenta? Las de los de siempre.

En definitiva, lo que se nos viene encima es muy grave. El sistema universitario español, como otras tantas instituciones fundamentales, está bajo seria amenaza. Tenemos que ser enérgicos en la respuesta. El Gobierno de la Comunidad de Madrid está respondiendo. Pero, ¿dónde está la sociedad civil? ¿dónde están los rectores? Es preocupante que la sociedad española esté anestesiada y desmoralizada ante las tropelías de Sánchez, Podemos y sus socios parlamentarios. Comprendo que después de cuatro años en los que hemos asistido a una barbaridad, tontería o metedura de pata cada semana nos encontremos noqueados, pero hay que reaccionar. No pueden triunfar los que tienen la mentira por bandera, los que odian a España y los que no respetan las leyes y las instituciones.

Es desalentador comprobar cómo la versión definitiva de la LOSU consagra la potestad de erradicar el español e imponer las lenguas cooficiales en todos los ámbitos de la actividad universitaria. También obliga a los profesores a comunicar en qué lengua impartirán sus clases. Es decir, un principio de caza de brujas o Stasi académica para congoja de quienes están luchando a brazo partido para defender la libertad de cátedra -y la libertad a secas- en las universidades catalanas. Esta es la respuesta que obtienen los profesores y estudiantes que defienden sus derechos constitucionales en Cataluña, constantemente señalados, acosados y hasta agredidos por los totalitarios. Es un nuevo regalo del sanchismo a los enemigos de España.

Por otra parte, al conocer el primer borrador de la LOSU, desde el Gobierno de la Comunidad de Madrid alzamos la voz contra la eliminación del requisito de ser catedrático para poder optar al cargo de rector. Ahora, no solo se mantiene esa rebaja de exigencias, sino que además los secesionistas y el ala Podemos han colado al unísono una mina de última hora: se ha eliminado incluso la exigencia de ser «funcionario» de los cuerpos docentes universitarios. Es decir, se podrá ser rector por la mera condición de «personal docente e investigador permanente doctor a tiempo completo». Regalo a Oriol Junqueras o Pablo Iglesias, cuando les convenga o lo necesiten.

De los dos ministros que han estado al frente de la elaboración de la LOSU no se podía esperar otra cosa. La facción podemita del Gobierno es comprensiva y benevolente con el separatismo y tiránica con todo lo demás. Por eso, la nueva ley universitaria da también amparo a los habituales mantras y obsesiones de la izquierda. Por ejemplo, al imponer que los colegios mayores de titularidad pública sean mixtos o al establecer la creación obligatoria de «unidades de género» en las universidades.

Por último, en esta fase final de la tramitación de la ley se ha blindado el amparo legal a la agitación política y las huelgas salvajes en los campus, eliminando garantía alguna para el derecho a estudiar de quienes no secunden los paros.

Tras las leyes a medida para controlar la Justicia, Pedro Sánchez emprende su asalto a la universidad, puesta al servicio del activismo político y de personas concretas, con nombres y apellidos, en pago a favores debidos. ¿Qué será lo siguiente? Y, lo que es más importante, ¿quién está dispuesto a frenarlo?