Exposiciones
Las acuarelas taurinas de Santiago Gil
El artista castellonense ofrece hasta el 16 de junio en la «Sala Antoñete» de la plaza de toros Las Ventas su exposición «De grana y Azabache»
El acuarelista Santiago Gil ha cumplido «un sueño». Desde el pasado 28 de mayo y hasta el 16 de junio, el artista ofrece en la «Sala Antoñete» de la plaza de toros Las Ventas su exposición «De grana y Azabache». Lo del «sueño» de «exponer en Las Ventas» es porque Gil es un apasionado de los toros. «[La plaza] tiene mucha repercusión en el mundo del toro. Y principalmente es lo que más me gusta pintar, y la he preparado con mucha ilusión», cuenta por teléfono. A la vez, dice, «mucha responsabilidad: porque la gente es muy entendida».
El artista explica cómo trabaja: «Utilizo acuarela, pero pinto en blanco y negro las figuras y luego las capas y capotes en color. Lo que hago es figurativo: hago como un variado para diferenciarme de otros artistas más retratistas. Me gusta hacer la figura entera del torero, pero de vez en cuando también hago solo la cara».
Para la exposición, se ha «dedicado a los toreros que están en los carteles» en las 2-3 semanas que expone. Pero además, afirma Gil, «un poco también mirando por los que creo que más repercusión tienen. He hecho alguno José Tomás, de Morante. También de Antoñete, por su memorial. He hecho un guiño a la plaza pintado a Miguel Abellán. También a una novillera de ahora, Olga Casado». La muestra de Gil está disponible por las mañanas de 10:30h a 13:30h, con entrada libre; y por las tardes a las 18:00h una hora antes de la corrida –es necesario tener entrada.
Se trata de la primera muestra del artista. ¿Qué persigue con su exposición? Busca transmitir la belleza de la lidia a través de los detalles, desde los trajes de luces a la vivencia personal de los toreros. «Lo que busco es que el espectador cuando lo vea de lejos tenga la ilusión de realidad, pero cuando se acerque se vea no muy trabajado, sino las texturas. Intento que la pincelada sea segura y bonita para que la gente disfrute de verlo de cerca», expresa Gil. Y añade: «en algunos cuadros se consigue más y en otros menos, pero al menos intentarlo».
El artista castellonense, que es enfermero de profesión, cree que su principal inspiración para su obra son las líneas que marca el cuerpo durante los lances o los desplantes, a los que se suman también la magnificencia del toro, que despierta los miedos y peligros más profundos. Además, cree que el toro es una idea «romántica» en el sentido en el mundo veloz en el que vivimos, ya que el toro se cuida con mimo durante 4 años «para que demuestre una cualidad intangible como es su comportamiento».
El nombre de la exposición viene del rojo de grana y el negro de azabache. «Básicamente, la exposición es muy uniforme: blanco, negro y el rojo de los capotes». La afición de Gil a los toros viene desde que es pequeño. Nacido en Castellón de la Plana, allí vivió un contacto directo. Además de las pertinentes ferias taurinas de La Magdalena y Fallas que tanta importancia tienen a principios de temporada, su infancia estuvo marcada por esas carreras detrás de las vacas y de los bueyes por las calles de Benasal, el pueblo castellonense en el que se crio –aunque su interés por la lidia del toro no se desarrolló hasta su entrada en la edad adulta.
En su juventud se interesó por la obra de grandes artistas como Caravaggio, Monet o Sorolla: en especial, por el manejo de luz y sombras de estos pintores. Luego conoció la obra del artista realista Antonio López, cuyo realismo influyó en su obra.
Tuvo gran influencia de pintores taurinos como Diego Ramos y Humberto Parra. Escogió para desarrollar su estilo la acuarela como técnica principal, y por ello referentes como Álvaro Castagnet, Joseph Zbukvic o Pito Campos han sido determinantes en su desarrollo artístico. Hoy le inspiran toreros como Pablo Aguado, Ginés Marín, Juan Ortega y, recientemente, le han emocionado las faenas de Adrián de Torres y Borja Jiménez. Las ganaderías juegan un papel fundamental en la lidia. Entre las castas que más le inspiran para pintar están los toros de Adolfo Martín y Victorino. Así como los sementales de Valldefresno, los de Pablo Romero y Santiago Domecq.
Según el artista, lo que transmite el mundo del toro es un mosaico de diferentes emociones. «El toreo refleja los valores de protección de la ecología, del buen trato a los animales, así como cualidades como el compromiso o el esfuerzo constante para alcanzar el sueño de torear en una gran plaza como Las Ventas», se detalla en su nota de prensa.
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