Madrileñ@s
Ainhoa Amestoy y su mirada contemporánea de Valle-Inclán: «Está de moda. Lo estamos revisitando con nuevos ojos»
La dramaturga madrileña ha adaptado la obra teatral «Los cuernos de don Friolera», que se ha representado en los Teatros del Canal
Es una historia de unos cuernos, de habladurías que se convierten en noticias falsas, de celos, de machismo, pero escrita hace cien años. Y a la dramaturga Ainhoa Amestoy (Madrid, 1977) le interesaba ver el esperpento desde el siglo XXI. Por eso, como directora residente de los Teatros del Canal y por cumplirse un centenario de su edición completa, se puso manos a la obra a adaptar la obra «Los cuernos de don Friolera», de Ramón del Valle-Inclán. «Creía que la obra no había quedado antigua en el sentido temático, sino que muchos temas podían despertar el interés y establecer un diálogo con el espectador contemporáneo», cuenta Amestoy por teléfono. La adaptación teatral se ha representado en los Teatros del Canal desde el 2 de septiembre y termina hoy.
En la obra de Valle-Inclán, publicada en 1921, al protagonista, un militar, le llega un texto anónimo con información falsa sobre su mujer: eso le provoca un ataque de celos que tendrá como víctimas a su pareja y a su hija.
«Valle tenía sus prioridades en su momento. Él hacía esa crítica a la moral española católica, patriarcal, estamental. Criticaba los males de su tiempo. Hablaba del ejército, era muy crítico con la dictadura de Primo de Rivera (de 1923 a 1930), de las colonias, de Marruecos», cuenta Amestoy.
Y al plasmar esa «sociedad patriarcal», critica «esos valores, esa falsa moral en la que entra el autoritarismo del hombre sobre la mujer». «La mujer al final se convierte en la principal víctima de ese chismorreo que se produce partir del mensaje, de esa “fake news”. Y no solo eso, sino que tal y como vemos ahora desgraciadamente en la actualidad, no solo repercute en la mujer adulta, sino que la verdadera víctima, el blanco de este texto, es la hija. Las víctimas finales de los problemas de los adultos son los menores».
Para Amestoy, en ese sentido vemos un diálogo con la actualidad. «Cada año tenemos esas cifras tremebundas de violencia machista donde los hijos son las víctimas finales». En España, han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas 22 mujeres en 2025, según datos actualizados el 2 de julio. El año pasado fueron 48; en 2023: 58. Desde 2003: un total de 1316. En cuanto a menores de edad víctimas mortales en casos de violencia de género contra su madre, el año pasado fueron 9 en total.
No es el único tema de actualidad que observó. «Este personaje, posiblemente, si no llega a ser por esa mirada pública, por ese chismorreo, por esa crítica externa, no se hubiese convertido en un asesino». Y prosigue: «En este momento parece que vivimos mucho más de cara afuera y de cara a cómo queremos que nos miren los demás con las redes sociales. Estamos mucho más preocupados por la visión externa que por la visión interna».
A Amestoy le parecía que Valle-Inclán es un autor «al que todavía no se le ha reconocido el lugar que merece». «Son pocos todavía los textos que se llevan a escena, quizá por un temor hacia su teatro que se considera de una dificultad excesiva y tenemos una especie de respeto reverencial y miedo». Y añade: «Aunque podemos decir que Valle está de moda o lo estamos revisitando con nuevos ojos, con nuevo interés y colocándolo en su sitio».
«Se había establecido una manera de hacer Valle-Inclán. Teníamos eso preconcebido como si fuese la única forma de hacerlo. Nosotros nos hemos intentado liberar de esos antecedentes y jugar con él», dice Amestoy. Y también se la quisieron jugar con el formato: con una pieza de dos horas. «Eso es una osadía en ese momento. Ahora se hacen obras de una hora y cuarto porque porque los programadores consideran que pasada la hora y media no se puede programar un espectáculo porque el público no va a querer venir, se va a cansar, y no lo va a gustar», comenta.
Y es que Amestoy cree que hay que ser «exigente» con el público. «Al final vamos dulcificando, infantilizando, poniendo entre algodones al espectador. Dices: que lo entienda, que no se canse, que se ría que ya hay muchos males en esta vida. Si nosotros creadores, programadores, gestores no somos exigentes con el público y no les damos otra cosa, va a ir decayendo el nivel intelectual de nuestra población».
La noche de Max Estrella
El padre de Ainhoa, Ignacio Amestoy, creó la noche de Max Estrella: un recorrido por las calles del centro de Madrid que sigue el camino que Max Estrella y Don Latino hicieron en «Luces de Bohemia», la obra teatral de Ramón del Valle-Inclán. Esta se promueve desde el Círculo de Bellas Artes en acuerdo con la Comunidad de Madrid y, como cuenta Ainhoa, nació emulando el «Bloomsday» de Dublín, una conmemoración por la ciudad en honor al «Ulises» de James Joyce. «A partir de la pandemia ha sido difícil retomarla. Espero que tarde o temprano se retome. El centro está imposible. Los permisos para transitar por las calles como hace 20 años con un acto cultural están más complicado».