El Madrid de
Alfonso Serrano: «Madrid es el único sitio en el que te puedes comprar una camisa un domingo»
Desde la detección temprana de la vocación política hasta su llegada al Senado. El secretario general del PP comparte sus experiencias y reflexiones a partir de una larga trayectoria
La vocación política la lleva en la sangre. Estudió en Somosaguas (Universidad Complutense) y ya dice a LA RAZÓN haber detectado que «lo que hoy es Podemos o sus restos, campaba a sus anchas por entonces en la facultad». «Ver el sectarismo y la radicalidad de esa izquierda, que combatía los principios básicos de convivencia en nuestro país, me hizo tener todavía más conciencia política».
Reside en Sanchinarro, «un sitio estupendo para crear una familia»; nació en Cartagena (Chamartín); pero su infancia y juventud la pasó en Alameda de Osuna (Barajas). Con ello, percibe que la vida de antaño en Madrid era mucho más tranquila. «Recuerdo que de pequeño iba solo de mi casa al colegio; ahora me cuesta, viviendo en una zona residencial, que mis hijos vayan solos». Sin embargo, reconoce que los últimos años, la capital se ha convertido en una ciudad «mucho más moderna, de vanguardia y de referencia, que al mismo tiempo sigue siendo amable y acogedora, algo difícil de conjugar en grandes capitales». Y con cierta tristeza habla de lo que fue la antigua ciudad cosmopolita de Barcelona, que «ha perdido el tren del futuro a causa de la deriva nacionalista e independentista, donde sus gobernantes se han mirado hacia dentro, poniendo problemas y construyendo una falsa nación».
El Madrid de hoy
La idiosincrasia de Madrid la destaca entorno a su gran oferta dentro de una ciudad que nunca duerme: «Lo que somos los madrileños es lo que hemos ido construyendo a lo largo de los años de la democracia. Madrid es el único sitio en el que te puedes comprar una camisa un domingo u optar a un gimnasio 24 horas. Es una forma de pensar de tener la libertad por bandera, no del Partido Popular sino de los madrileños», apunta. Señala la posición pionera y creciente en turismo, eventos, teatros, musicales, gastronomía, o que se hable de posibilidades de albergar la Fórmula 1, «somos una cadena de beneficio económica que redunda en los ciudadanos».
Alfonso Serrano cuenta con una amplia trayectoria en el Partido Popular, tanto a nivel nacional como local. Su experiencia le ha permitido viajar por todas las regiones de España y comprobar lo plural que es el país, así como Madrid. «Nuestra nación es muy heterogénea y con mucha idiosincrasia local. Somos la Comunidad que más se parece al resto de España, pero es que los nacidos en Madrid somos minoría. Y eso es positivo». Pero, además, el encontrarse en el lugar donde recae el motor económico del país exige de una gran responsabilidad a la hora de hacer política.
Desde agosto forma parte de la Cámara Alta y considera que «es un espacio muy importante que debería tener más protagonismo. El gobierno de España está decidiendo todo con tal de mantenerse en el poder, gracias especialmente a la influencia excesiva que tienen algunos partidos nacionalistas. Hay que reflexionar si tenemos que convertir el Senado en una verdadera cámara territorial, donde se aborden las decisiones que afectan al conjunto total de las comunidades autónomas. Es una reforma pendiente». Serrano también alude al papel que ejerce para hacer una relectura más pausada de las decisiones tomadas en el Congreso: «Cuando el gobierno pretende limitar la capacidad de acción del Senado porque no tiene mayoría en esta cámara, está obstaculizando que se revisen y se haga una segunda lectura de las leyes. Estoy seguro que en esta legislatura cobrará más relevancia».
En su paseo por la ciudad, El Capricho lo sitúa como una de las mayores joyas naturales. La Casa de las Torrijas es esa tasca madrileña ubicada detrás de Sol donde suele ir de tapeo; también cualquiera de la Cava Baja. Para comer más tranquilo, menciona El Oso, en Sanchinarro, de gastronomía asturiana «con verdaderos platos deliciosos». Además, «la vida a todas horas, sin importar el día y el lugar», es lo que más echa de menos cuando abandona su ciudad natal. Y tirando para su terreno, si tuviera perderse en un lugar, sería el Metropolitano, «el nuevo mejor estadio de España», comenta entre risas.
No pasa desapercibido su papel como secretario general de la organización, la gran apuesta de la presidenta de la Comunidad, a la que se refiere como «un liderazgo de una mujer valiente, que defendió los intereses de los madrileños jugándose su prestigio político y salud personal». Y añade que la figura de Ayuso ha conseguido trascender a la ideología de progresistas o conservadores. «Si la izquierda no reconoce el papel de Ayuso, seguirá sin entender Madrid. Los ciudadanos han podido mantener su negocio y su puesto de trabajo cuando el Gobierno central cerraba puertas». Menciona los retos futuros, como el crecimiento económico y social para crear empleo en favor de la baja fiscalidad; la vivienda, con el Plan Vive para muchos jóvenes y la protección tanto del inquilino como del propietario; desatascar desarrollos urbanísticos del área metropolitana, destinando suelo a vivienda protegida e incentivar el mercado; y elaborar políticas ante la falta de médicos.
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