
Deporte
El campeón que entrena en la calle: el BMX Freestyle crece en Madrid al ritmo de la constancia
En la Plaza de Colón, bajo el sol del asfalto y entre giros imposibles, el campeón de España de BMX Freestyle, Álvaro Hernández, comparte algo más que trucos: comparte una forma de entender el deporte como herramienta de transformación personal.
"El BMX es como un breakdance con la bici", resume Hernández, mientras salta sobre una rueda y la bicicleta gira sobre sí misma. Profesional desde hace seis años, con una trayectoria de más de una década, entrena cinco o seis horas diarias. Lo que comenzó como un juego en la calle se convirtió con los años en su forma de ganarse la vida… y en un método para educar en valores.
Para él, montar no es solo cuestión de habilidad: “Aquí no solo enseñamos a mover la bici. Enseñamos respeto, esfuerzo, constancia. Todo eso se traduce fuera del deporte también”. Esa filosofía es la que impulsa en las escuelas públicas de BMX de Barajas y Villaverde, una iniciativa desarrollada en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid y la Federación Madrileña de Ciclismo. Las clases, que son gratuitas, se han convertido en una puerta de entrada para muchos jóvenes.
Daniel Sobrino fue uno de ellos. Empezó hace tres años y medio y no ha parado desde entonces. “Me metió Álvaro en su escuela de Barajas. Al principio sacas trucos rápidos, pero luego se va complicando. Acabo de hacer la selectividad y voy a estudiar Ingeniería Robótica en la Carlos III”, cuenta, sin dejar de observar el suelo donde practica a diario.
Raúl Chacón también forma parte del grupo. Con el tiempo, se ha convertido en un referente dentro del entorno amateur. “Fui el primero de los tres en engancharme. Gané el campeonato de Madrid en nivel amateur, estuve en el Marisquiño y ahora estoy preparando las oposiciones para la Guardia Civil. El BMX me ha dado disciplina, rutina, y eso lo aplico también en los estudios”.
Junto a ellos entrena Iván Mijangos, quien destaca la constancia que exige el deporte. “Llevo como cuatro años y medio. En verano entreno casi todos los días, unas tres horas. Ya terminé el instituto y voy a estudiar Ingeniería Informática en la Autónoma”. No lo dice con orgullo, sino con la naturalidad de quien ha entendido que entrenar también es una forma de estudiar.
Aunque entrenan sobre el suelo urbano de la ciudad, el grupo coincide en algo: para alcanzar el alto nivel se necesitan más espacios preparados. “No puedes preparar un Mundial entrenando solo en la calle”, reconoce Hernández. Aun así, el espíritu del BMX sigue naciendo ahí, donde la ciudad deja un hueco libre, donde hay ganas, y donde hay alguien que te enseña que moverse sobre una bici también puede ayudarte a avanzar en la vida.
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