Cultura
Cuarenta películas que hicieron de Madrid una ciudad de cine
El libro «Madrid desde el cine» indaga en los rodajes en la capital desde la era muda a nuestros días, revelando cómo el séptimo arte es un «vecino más»
Desde Paco Martínez Soria a Matt Damon, en Madrid ha habido espacio para abuelos de provincias que trataban de sobrevivir a la «jungla» urbana, hasta superespías de identidad borrada y con licencia para matar. El cine rodado en la capital en estos últimos 120 –y pico– años de historia no sólo ha servido de postal turística al exterior, sino también una forma de entender mejor Madrid: una pequeña «megaurbe» en constante cambio, tanto urbanístico como sociológico.
Esa es una de las muchas intenciones de «Madrid desde el cine» (Editorial La Librería), una guía prácticamente definitiva sobre los rodajes en la capital. Un exhaustivo trabajo en el que se detallan y comentan más de 200 títulos, desde la etapa muda hasta la actualidad. Y, por encima de todo, esos títulos se localizan, conduciéndonos a puntos exactos del callejero. Si bien es el distrito Centro el que más focos ha acaparado, los veinte restantes también tienen su protagonismo. Como afirman en el prólogo sus autores, Luis Deltell (Universidad Complutense), Agustín Gámir y Carlos Manuel Valdés (ambos de la Carlos III), investigadores y profesores con el cine como vínculo, con su obra pretenden también que los residentes de la capital reconozcan el cine como «un vecino más».
La primera parte del volumen, titulada «Cuarenta películas en Madrid», ofrece una selección de sendos títulos que, por supuesto, afirman, no necesariamente son los mejores ni los más importantes. Pero sí los que mejor reflejan esa «pluralidad de miradas y forma de filmar» en la capital.
Pioneros sin voz
La primera parada de este viaje nos lleva al año 1912 y supone, en sí misma, una lección de historia: «Asesinato y entierro de don José Canalejas» (1912), dirigida por Enrique Blanco y Adelardo Fernández-Arias, y centrada en el magnicidio en la Puerta del Sol del entonces presidente del Gobierno a manos de un anarquista. El cine llevaba menos de dos décadas de vida y en Madrid no existía una producción estable. Sin embargo, sus responsables «olieron» el negocio: rodaron el entierro y funeral reales de Canalejas, y después, recrearon su asesinato en la misma librería San Martín, que es donde se produjo el crimen. Atención: con el posteriormente célebre Pepe Isbert interpretando al asesino.
De esta etapa, también cabe reseñar «Clarita y Peladilla val fútbol» (1915), de Benito Perojo, una copia del célebre Charlot en la que vemos de propina uno de los primeros estadios de fútbol de España: el campo de O’Donnell.
La Guerra Civil entra en escena
Uno de los nombres clave de nuestro cine, y no sólo del madrileño, es Edgar Neville. El cineasta acapara varios hitos. El primero, con «Frente de Madrid» (1939), primera película de ficción realizada tras la Guerra Civil y sobre la Guerra Civil. Rodada en buena parte en Roma, también contó con las ruinas de la Ciudad Universitaria como escenario.
Posteriormente, el propio Neville se anotó la que es considerada una de las primeras obras de culto del cine español: «La torre de los siete jorobados» (1944). Basada en la novela de Emilio Carrere y centrada en una secta que puebla el subsuelo madrileño, esta inclasificable historia, fuera de su tiempo, nos permite contemplar cómo eran enclaves tan castizos como la plaza de la Paja o la del Aramillo.
Ya en 1951, José Antonio Nieves-Conde se destapa con una obra maestra: «Surcos», inmisericorde retrato de la «cara B» de la inmigración del campo a la ciudad. Rodada en Lavapiés y Embajadores, nos muestra la densidad –y la insalubridad– de las corralas madrileñas.
Con todo, si hablamos de cineastas críticos durante el franquismo, hay dos nombres ineludibles: Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga. Al primero pertenece «Muerte de un ciclista» (1955), una mirada feroz a la clase burguesa y donde la lujosa calle Serrano contrasta con las muy humildes corralas del centro. Del segundo, el libro destaca «El verdugo» (1963). Una película cuyo estreno es difícil de explicar, teniendo en cuenta que, camuflada bajo toneladas de humor negro, constituye una reprobación de la pena de muerte. Con un inolvidable Pepe Isbert –ese verdugo que «delega» en su yerno–, sus secuencias nos llevan a la plaza de la Marina Española, al paseo de Recoletos y a Vista Alegre, barrio de Carabanchel que entonces ya estaba en expansión.
La Rusia Roja en Canillas
Ya entrados los años sesenta, las coproducciones suponían una fórmula más que asentada. El régimen de Franco promovía rodajes extranjeros en el país –era una forma de mostrar aperturismo– y, a su vez, esos equipos contaban con buenas condiciones económicas para trabajar. Uno de los mayores hitos cinematográficos de la capital fue el rodaje de «Doctor Zhivago» (1965), filme que, basado en la novela de Boris Pasternak, se convirtió en un clásico instantáneo. Para la historia queda cómo, en pleno régimen, el barrio de Canillas se llenó de banderas rojas y entonó la Internacional... después de ser recreado como un Moscú revolucionario.
Un caso diferente, pero no menos importante, es el de Orson Welles. Personalidad non grata en Hollywood, el cineasta tuvo que ingeniárselas de mil y una formas para financiar sus proyectos, muchos de ellos sin llegar nunca a materializarse. Afortunadamente, ese no fue el caso de «Campanadas a medianoche» (1965). Afincado en Aravaca, Welles se ganó la confianza del productor Emiliano Piedra para este singular «popurrí» de las historias de Shakespeare sobre el personaje de Falstaff. Atención a la batalla central del filme, de un cuarto de hora, y rodada en una Casa de Campo que, entonces ya estaba rodeada de edificios.
De «El Crack» a nuestros días
Más de cuarenta años después de su estreno, hay consenso: «El Crack» (1981) es, sin duda, uno de los grandes filmes sobre Madrid. José Luis Garci, y un sorprendente, por lo rocoso, Alfredo Landa como el detective Germán Areta, llevaron las densas atmósferas del cine negro norteamericano al Madrid más castizo, con la Gran Vía –y sus hoy desaparecidos cines– como punto neurálgico.
A partir de ahí, Madrid se reivindicó en la gran pantalla. Y en muchos casos por parte de no madrileños. Es el caso del manchego Pedro Almodóvar que, con «Mujeres al borde de un ataque de Nervios» (1988) revela una ciudad «luminosa y vital», valiéndole de paso una nominación al Oscar. O del bilbaíno Álex de la Iglesia que, en el otro extremo, «exprimió» la capital para hacer de sus 600 kilómetros cuadrados un escenario apocalíptico, en el sentido más estricto del adjetivo, gracias a «El día de la bestia» (1995). El célebre cartel de Schweppes del edificio Capitol ya no volvió a ser visto con los mismos ojos.
Alejandro Amenábar con «Tesis» (1996) y «Abre los ojos» (1997), Julio Medem en «Lucía y el sexo» (2001), Enrique Urbizu en «No habrá paz para los malvados» (2011), película que no se podría explicar sin los atentados del 11 de marzo de 2004... Sólo en 2023, el Ayuntamiento de Madrid tramitó más de 11.000 solicitudes de rodaje. A pesar de que, como dicen los autores de «Madrid desde el cine», la ciudad no cuenta con un icono arquitectónico mundial, al final, son los propios madrileños los que se han encargado de tejer el «retrato fílmico» de la capital. Sin ellos, no habría película.
40 PELÍCULAS IMPRESCINDIBLES
«Asesinato y entierro de don José Canalejas» (1912)
«Clarita y Peladilla van al fútbol» (1915)
«Esencia de verbena» (1930)
«Frente de Madrid» (1939)
«La torre de los siete jorobados» (1944)
«Surcos» (1951)
«Segundo López, aventurero urbano» (1953)
«Muerte de un ciclista» (1955)
«Historias de la radio» (1955)
«Las chicas de la Cruz Roja» (1958)
«El cochecito» (1961)
«Atraco a las tres» (1962)
«El verdugo» (1963)
«Campanadas a medianoche» (1965)
«La ciudad no es para mí» (1966)
«Doctor Zhivago» (1965)
«Mi querida señorita» (1972)
«...Y si no, nos enfadamos» (1974)
«El diputado» (1978)
«Después de...» (1979-1983)
«El crack» (1981)
«Deprisa, deprisa» (1981)
«Mujeres al borde de un ataque de nervios» (1988)
«Esquilache» (1989)
«Beltenebros» (1991)
«El sol del membrillo» (1992)
«Días contados» (1994)
«El día de la bestia» (1995)
«La flor de mi secreto» (1995)
«Hola, ¿estás sola?» (1995)
«Tesis» (1996)
«Barrio» (1998)
«A mi madre le gustan las mujeres» (2001)
«Lucía y el sexo» (2001)
«Cachorro» (2004)
«El ultimátum de Bourne» (2007)
«No habrá paz para los malvados» (2011)
«Stockholm» (2013)
«Magical Girl» (2014)
«Carmen y Lola» (2018)
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