Opinión

Cupo catalán: lesivo para Madrid, letal para España

La región quedará como, prácticamente, la única región que mantenga el ejercicio de solidaridad y pondría en riesgo sus propios servicios públicos o, como pretenden, conllevaría subir los impuestos

Trabajadores en un andamio en la plaza de Colón, con la bandera de España, en Madrid
Trabajadores en un andamio en la plaza de Colón, con la bandera de España, en MadridAlberto R RoldanLa Razón

Lejos del discurso oficial, el nuevo cupo catalán sólo beneficia a Cataluña y perjudica al resto de Comunidades Autónomas, especialmente a Madrid. El acuerdo entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el separatismo catalán es, también, un ataque al modelo de Madrid, ese modelo de impuestos bajos, poco intervencionismo y seguridad jurídica que nos ha convertido en la región que más aporta al crecimiento del PIB español, la que más inversión atrae, donde más empresas se crean, en la que más emprendedores confían para poner en marcha sus iniciativas y, gracias a todo ello, la que más empleo genera y la que tiene mejores servicios públicos.

Esto es algo que ni Gobierno central ni Generalitat soportan y, por eso, ambos han protagonizado amenazas reiteradas y diversos intentos de romper nuestra autonomía financiera y subir los impuestos a los madrileños. Si Sánchez ya utilizó el Impuesto de Solidaridad de las Grandes Fortunas, ahora junto a Illa, y de la mano de Junqueras, utilizan el cupo catalán.

Según recogen en el acuerdo, Cataluña dejará de contribuir al Fondo de Garantía de Servicios Públicos y, en el mejor de los casos, aportará una compensación que deberá ser negociada cada año en función de los servicios que el Estado preste en su territorio.

La región pondría en riesgo sus propios servicios públicos o, como pretenden, conllevaría subir los impuestos a los madrileños

La pregunta es tan obligada como su respuesta fácil de prever. Si Cataluña deja de aportar todo o gran parte de los 2.000 millones de euros con los que hoy participa en el sistema, ¿quién los aportará en su lugar?Parece difícil que lo vaya a hacer cualquiera de las regiones que necesitan esos fondos para seguir prestando servicios públicos esenciales a sus ciudadanos.

Madrid quedará como, prácticamente, la única región que mantenga ese ejercicio de solidaridad. Supondrá tener que hacer un esfuerzo mayor de ese 72% del total que ya viene aportando, lo que pondría en riesgo sus propios servicios públicos o, como pretenden, conllevaría subir los impuestos a los madrileños.

Sabemos que es lo que buscan porque, si no fuese suficiente con esa realidad, el acuerdo también recoge una condición para que Cataluña haga efectiva esa cuota a negociar cada año en función del gasto del Estado en su región: que las Comunidades Autónomas beneficiarias hagan un esfuerzo fiscal como el que hace Cataluña.

Es decir, que el independentismo, con cuyos gobiernos Cataluña ha pasado de ser la región más rica de España a aquella que más ahuyenta la inversión y la actividad económica gracias a sus políticas excluyentes y a un sistema fiscal que la ha convertido en la región con más impuestos propios, 15, y las tarifas y tipos más altos en el resto de figuras tributarias, quiere imponer a las demás una subida de impuestos que rompe la autonomía financiera consagrada en la Constitución y supone, de facto, un intervencionismo económico intolerable que lleva al expolio fiscal por medio de nuevos impuestos de carácter confiscatorio.

Con el independentismo Cataluña ha pasado de ser la región más rica de España a aquella que más ahuyenta la inversión

Pero si para Madrid el cupo catalán es lesivo, para España es letal. No sólo porque suponga que el Estado pierda la capacidad de recaudar los 30.000 millones de euros que ingresa en Cataluña y que le permiten garantizar la atención social de todos los españoles o ejercer el equilibrio territorial y social que le confía la Constitución española.

No, conocemos suficiente a los separatistas para saber que esto no es sólo una cuestión de dinero, ni es sólo una cuestión de privilegiar a unos ciudadanos frente a otros. Este acuerdo va mucho más allá. Persigue sus objetivos de siempre, que no son otros que avanzar en el proceso de secesión de Cataluña, romper la unidad de España y cambiar el modelo de Estado. Lo único que ahora cambia es que lo hace con la complicidad del presidente del Gobierno.

El cupo catalán es un nuevo ataque a la Constitución Española, bajo cuyo manto no tiene encaje alguno: socava el modelo autonómico, acaba con la solidaridad entre las distintas regiones que conforman España y pone fin a la igualdad entre sus ciudadanos, preceptos todos ellos especialmente consagrados en nuestra Carta Magna. Además, destroza la Hacienda española, dinamita la cohesión fiscal del Estado, hace menos eficiente la gestión tributaria y resta eficacia a la lucha contra el fraude.

A través del acuerdo entre PSOE y ERC, Pedro Sánchez les ha puesto en bandeja lo que siempre han perseguido: la independencia fiscal. Es un paso más, pero no el último; el cupo catán es un medio para conseguir la financiación suficiente que les permita volver a dar un golpe de Estado contra la convivencia de todos. El problema es que cuando lo hagan, que lo harán, ya no será delito, gracias a la Ley de Amnistía, que la Comisión Europea ha declarado contraria al interés general y ceñida al interés particular del sanchismo de mantenerse en el poder.

Con ese objetivo y por 7 votos, han vuelto a poner en jaque la integridad de la Nación española. Lo que nos jugamos, otra vez, es la propia pervivencia de España.

*Angel Fco. Alonso Bernal

Portavoz del GPP en la Comisión de Estudio sobre el cupo catalán