Gastronomía

Enbable, la taberna contemporánea de Grupo Asgaya

Con Enbable, Manuel busca ofrecer una propuesta más joven, que si bien no pierde de vista la tradición, se apoya en un interiorismo relajado y una oferta variada

Enbable, la taberna contemporánea de Grupo Asgaya
Enbable, la taberna contemporánea de Grupo Asgayacedida

Madrid es una ciudad que no perdona el aburrimiento. Aquí, si uno sale de casa sin un plan, se arriesga a acabar en una terraza con desconocidos, en un museo del que no había oído hablar o en un brunch donde el aguacate corre como el agua, con suelos de baldosa hidráulica y tazas de café que parecen diseñadas para Instagram más que para beber. Pero, seamos francos, no siempre estamos para grandes aventuras. A veces, lo único que se necesita es un lugar donde sentirse como en casa, pedir una botella de vino y picotear sin demasiadas complicaciones. Porque en esta ciudad de lo excesivo, lo minimalista y lo maximalista, lo fusión y lo confusion, a veces uno solo quiere un respiro, un término medio: un lugar donde la informalidad no esté reñida con el buen gusto, donde el picoteo sea de nivel sin que uno se sienta en un examen de alta gastronomía, y donde nadie le mire raro si pide una segunda ración de croquetas.

Y aunque en Madrid cada semana abre un local dispuesto a revolucionar el concepto de “bar de toda la vida”, lo cierto es que las nuevas tabernas contemporáneas no necesitan mucho: una buena mesa de madera, un menú sin acertijos y un ambiente donde nadie se sorprenda si la comida se alarga y la cena se adelanta. Porque las tabernas son a la gastronomía lo que las películas de Berlanga al cine: un espacio donde lo cotidiano se convierte en excepcional sin necesidad de fuegos artificiales. Y si además tienen ese toque asturiano, la apuesta sube enteros. Porque, admitámoslo, si hay alguien que domina el noble arte de comer bien, de alargar la sobremesa y de disfrutar sin remordimientos, son los asturianos. Su recetario no entiende de florituras, pero sí de contundencia. Y si hay sidra de por medio, mejor.

Y justo en ese cruce de caminos entre la Tierrina y la capital, entre la tradición y la frescura, se sitúa Enbable (Plaza del Perú, 4), el asturiano joven, moderno y con vocación tabernaria de Grupo Asgaya. Es uno de los seis conceptos del grupo liderado por el empresario hostelero Manuel Fernández –asturiano de nacimiento y madrileño de adopción–. Siempre con la mirada puesta en sus raíces, es también artífice del éxito de El Hórreo Asturiano y Vigamar’s –casas de comidas enfocadas al día a día y de concepto más cercano a la sidrería tradicional–, Asgaya –restaurante más sofisticado que sus predecesores y todo un referente en la zona de Chamartín–, La Charca –una divertida taberna ubicada en plaza de España–, y Cervecería Asgaya, recién abierta en Ferraz para rendir homenaje al placer del picoteo y la cerveza bien tirada. Con Enbable, Manuel y su equipo buscan ofrecer una propuesta más joven, que si bien no pierde de vista la tradición que ha marcado sus otras líneas de negocio, se apoya en un interiorismo relajado y en una oferta variada y versátil.

El juego de palabras que da nombre al local adelanta también la informalidad de una carta cien por cien española –con protagonismo de la cocina regional asturiana, pero sin caer en tipismos–, disponible de 12.00 h a 1.00 h, en la que predomina el formato de ración para compartir a precios más que razonables. El picoteo es su primer capítulo: incluye una tabla de quesos asturianos, flores de alcachofas a la parrilla, fritos de pixín con mahonesa de kimchi, croquetas caseras de jamón ibérico o tomate de temporada con ventresca de bonito y cebolleta aliñada. Y si lo que apetece es cuchareo, la propuesta se mantiene fiel a las raíces asturianas de Enbable con algunas de las especialidades más emblemáticas del grupo: verdinas con frutos del mar, fabada asturiana y arroces melosos y caldosos.

La propuesta de Enbable se completa con dos amplios apartados dedicados al producto del mar y de la huerta, así como a las carnes de granja y pasto. Entre las primeras destacan platos como el lomito de pixín asado con ratatouille asturiano, los chipirones de potera sobre cebollas caramelizadas a la sidra o el atún rojo a la parrilla con salteado de verduras. En el capítulo de las carnes, el solomillo de vaca madurado y las chuletillas de cordero lechal conviven con el cachopo, uno de los clásicos del grupo, disponible tanto en formato individual como para compartir. La propuesta culmina con un apartado de postres amplio y sugerente, con opciones tan golosas como el arroz con leche con cristal de caramelo, la torrija de brioche caramelizada o la tartaleta con crema de limón y suflé de merengue.

En Enbable, la oferta de bebidas cobra especial relevancia y en ella destacan la selección de sidras asturianas y la gran variedad de vinos nacionales procedentes de diferentes regiones vitivinícolas. Cuenta también con buena cerveza de grifo y en tercios y con más de cincuenta referencias 100 % nacionales entre cavas, blancos, rosados y tintos.

El espacio se divide en cuatro ambientes diferenciados, en los que, sin embargo, confluye la misma carta: el comedor propiamente dicho, la animada zona de barra –entre los dos suman capacidad para 100 comensales–, la terraza acondicionada de 200 m2 –operativa a lo largo de todo el año–, y la terraza exterior con capacidad para 50 comensales.

En definitiva, una taberna urbana con carácter, versátil y con una carta pensada para el disfrute en cualquier momento del día –y en cualquier lugar, gracias a la opción de takeaway–. Producto, sabor y ambiente se conjugan en una propuesta auténtica, cuidada y sin artificios, siempre con el inconfundible sello de calidad de Grupo Asgaya.