Control de alcoholemia
«Estoy cansado de que las víctimas queden en el desamparo»
El policía judicial de tráfico Javier de Pablo presenta el libro que se dispone a reducir al máximo los accidentes en carretera a causa del alcohol
Quienes bajo los efectos del alcohol se den a la fuga para invalidar las pruebas de alcoholemia, ahora, lo van a tener más difícil. El policía municipal de Madrid, Javier de Pablo, publica un libro donde hace uso de las matemáticas para acabar con la impunidad de estos fugitivos. Tras una larga trayectoria, «El informe de Pablo» relata investigaciones y fórmulas pioneras que el policía orienta para desvelar el nivel de alcoholemia con el que circulaba el conductor, desmentir o ratificar si el resultado arrojado al hacerle la prueba es compatible con la versión de ingesta tras el accidente y fuga.
LA RAZÓN ha hablado con este policía judicial de tráfico sobre su obra, contenida en dos partes, catalogada como divulgación científica. «En la primera parte de la obra realizo un viaje con una molécula de alcohol, Trufín, desde que es introducida al organismo hasta que es detoxificada por el hígado o eliminada del cuerpo. Explico de forma clara y en clave de humor y metáforas cotidianas de fácil entendimiento el viaje del alcohol por el organismo a nivel biológico. La segunda parte del libro está centrada para la labor policial y forense, focalizo en los informes técnicos y las casuísticas de los accidentes», explica.
Un tiempo difícil en lo personal fue lo que llevó a Javier de Pablo a la investigación como método de evasión. Actualmente, su objetivo pasa por convertir la obra en una referencia en materia de alcoholemia en la seguridad vial. El libro surgió tras conocer muchos siniestros en la carretera, donde resultaban heridos peatones u otros conductores y uno de los vehículos se daba a la fuga, en muchas ocasiones por conducir influenciado por bebidas alcohólicas. «Estaba cansado de observar cómo dichos infractores se evaden de la justicia y ver como las víctimas de estos siniestros viales quedan en desamparo», sostiene. Y advierte del problema que presentan las personas que han ingerido alcohol y que no tienen la suficiente tolerancia a esta sustancia para hacerse compatible con la conducción, o que superen la tasa alcohólica objetiva de 0,60 g/l en sangre: «Los tiempos de reacción aumentan considerablemente, no activando los sistemas de frenado a tiempo, percepción distinta a la realidad en distancias, y falta de atención ante la señalización del tráfico que en todas las ocasiones es fundamental para guardar seguridad en las vías públicas».
El caso de Madrid
En términos generales, el autor del libro y policía de tráfico informa que Madrid es una ciudad muy segura en el ámbito de la conducción. Sin embargo, reconoce que se producen accidentes totalmente evitables, por ejemplo en lo que se refiere a exceso de velocidad, ingesta de alcohol, presencia de drogas en el organismo, cambios en sentido contrario, giros prohibidos, rebasar el semáforo rojo o no respetar el ceda el paso. «Son acciones que se dan a diario pero que pueden acabar con trágicas consecuencias, las cuales, algunas no podemos repararlas», expone.
«¿Por qué no ser ambicioso?» se pregunta el entrevistado. «Nunca tuve intención de escribir un libro, pero es un problema muy específico que puede afectar a cualquier ciudadano y empezó a preocuparme», pronuncia. Y al terminar el libro, Javier de Pablo confiesa que espera que las acciones civiles que propone se tomen en consideración en el Ministerio de Justicia para seguir rebajando el número de accidentes, heridos y fallecidos: «Quiero poder exportar este informe técnico al resto de policías y juzgados del mundo para que podamos acabar con las fugas en accidentes de tráfico y, con el tiempo, reducir drásticamente la cifra de heridos y fallecidos por siniestros viales». Una copa de vino o una caña no serán más que una excusa insalvable a la hora de coger el coche. Al menos esto es en lo que de Pablo confía: en que sea cada vez un riesgo menos recurrente. Una cosa son los síntomas que las personas experimentan tras ingerir alcohol, que tiene que ver con la tolerancia; y otra, la tasa, un dato objetivo y determinante a la hora de tomar medidas.
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