
Defensa personal
Jiujitsu con nombre propio: el corazón deportivo de Splinters
En Splinters, el Jiujitsu es mucho más que defensa: también es confianza y pertenencia, guiado por Alfredo Camacho y Ronald Romero
El tatami de este gimnasio reúne cada día a deportistas de todo tipo, desde quienes llegan por primera vez hasta profesionales experimentados, todos movidos por la idea de que el Jiujitsu deja huella tanto dentro como fuera del gimnasio. Aquí, el arte marcial no solo sirve para saber protegerse. La parte deportiva también es clave: los entrenamientos exigen esfuerzo físico, reflejos y táctica, y cada alumno encuentra oportunidades para medirse, aprender y superarse junto al grupo en un ambiente de sana competencia.
Alfredo Camacho, maestro y cinturón negro primer grado, lo explica con la claridad que dan los años de experiencia: “Lo que diferencia al Jiujitsu de otras disciplinas en la defensa personal es que, entre comillas, puedes elegir el daño que haces… Nos permite reducir al agresor sin usar daño excesivo.” Para él, este arte va de pensar antes de actuar y buscar el control, evitando caer en la violencia innecesaria.

Selena Moon, una de las alumnas más constantes, comprobó en carne propia que los entrenamientos no solo sirven para el tatami. “El otro se arrepintió, te lo aseguro. Quedaron amortizados todos los meses que entrené”, reconoce con una sonrisa, recordando el día en que necesitó emplear lo aprendido fuera del gimnasio para evitar que la atracaran. Esa preparación le ha dado seguridad y tranquilidad en la vida cotidiana.
Splinters, además, es punto de encuentro para quienes se juegan mucho en su trabajo. Javier Zabala, agente de las fuerzas y cuerpos de seguridad, valora la disciplina tanto en el aspecto personal como en el profesional: “Me ha servido para mi vida de múltiples formas, también para mi trabajo, ya que pertenezco a las fuerzas y cuerpos de seguridad. No deja de ser una herramienta multifuncional que me ayuda a dar seguridad a mis compañeros de trabajo y a mí mismo.” Para él, la autodefensa es, también, humanidad.
Aquí entrenan jóvenes con ganas de aprender, adultos en busca de retos y veteranos con historias variadas. La confianza se nota desde el primer día y tiene mucho que ver con la manera de enseñar de Camacho y Romero: una mezcla de respeto por la tradición japonesa del Jiujitsu y el trato directo de un gimnasio de barrio.

Con el paso de los entrenamientos y las vivencias compartidas, el grupo termina haciendo piña. No es el resultado de una competición lo que importa: el respeto, el apoyo y el ambiente de camaradería acaban por definir lo que significa formar parte de Splinters. El verdadero valor del Jiujitsu aquí se ve en el compromiso de los compañeros y la actitud de quienes enseñan y aprenden, clase a clase.
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