Entrevista

Joaquín Monroy: «Tenemos más cola que Doña Manolita. Lo he comprobado»

El único lotero en dar cinco gordos en un solo año, habla de la importancia de proyectar objetivos. La actitud es –casi– todo

Administracion de loterias La Chulapa de Moncloa. © Jesús G. Feria
Administracion de loterias La Chulapa de Moncloa.© Jesús G. FeriaJesus G. FeriaFotógrafos

Su historia no es fruto de la casualidad. La suerte solo actúa en un 10% del total; el resto, son otras cosas, explica Joaquín Monroy, el lotero más viral.

Estudió Administración de Empresas, trabajaba de relaciones públicas, y en 2016, con ayuda de un préstamo, decidió continuar con el negocio de su padre: la administración de lotería de La Chulapa de Moncloa. «Era un sector en el que no me ubicaba mucho. Yo vengo del mundo de los eventos, otro tipo de cosas. Pensaba que era un mundo un poco casposo, que no encajaba con mi personalidad, yo soy una persona muy bromista… me plantee hasta venderlo», cuenta a LA RAZÓN. Sin embargo, el COVID fue el punto de inflexión que dio un giro de guion y lo animó a pelearlo para darle otra imagen y funcionamiento.

Desde entonces, lo vimos en todos los programas prime time. Fundó la asociación «Loteros en la lucha» para pedir una subida de comisiones. Actualmente sigue activa, Joaquín es socio, pero se salió porque no comulga con la dirección. Sin embargo, significó algo histórico porque solo existían dos en España, que son Anapal y Fenámix. «Nadie había tenido el valor, la fuerza o la energía de crear otra y yo lo tuve. Fue muy complicado, pasamos por muchas dificultades. Pero conseguí reunirme con el presidente de Loterías y, entre todos, logramos una subida, aunque no la suficiente». Después de esta experiencia, «me encontré conmigo mismo y me convertí en uno de los mejores loteros de España», dice Joaquín. «Esto no ha sido magia, hay un trabajo detrás y un camino que te lleva a tu lugar. He llorado mucho y ahora soy super feliz, no hay nada como triunfar en tu profesión». Y no ha sido fácil porque, entre las sombras que no se ven, Joaquín menciona las zancadillas y competitividad existentes en el sector, «no siempre tropiezas con buena gente», apunta. Eso, junto al marco legal, que limita el marketing y la creatividad de Joaquín: «No puedo ser yo al 100%, y aun así lo he hecho lo mejor que he podido. Estoy logrando mi objetivo, que es tratar de ser el número uno».

Teniendo en cuenta que las súper destacadas viven desde hace más de 50 años y la administración de Joaquín 11, todo apunta a que el crecimiento es, cuanto menos, muy positivo. «Mi principal competencia es Doña Manolita. Aunque más que competencia, son compañeros. Me gusta ayudar a la gente a crecer, comparto mis consejos y estrategias. No soy un tirano». A La Bruja de Oro (Pamplona) la admira, pues se encuentra en un pueblo muy pequeño; a Manolita, la respeta por su historia. «No admiro a Manolita porque lo tienen todo hecho. No se relacionan con prensa ni compañeros del sector. Solo se centran en sus ventas. Hay que ser humilde». Y, además, a día de hoy, asegura: «Tenemos más cola que Doña Manolita, lo he comprobado».

Joaquín se muestra orgulloso de su crecimiento, está entre los grandes en facturaciones, «antes había mucho marketing, pero mis ventas eran las mismas; ahora hemos ascendido un escalón importante». Destaca las colas, que han llegado a dar las vueltas al local, así como la visita de clientes procedentes de toda España, llegando a recibir hasta 1.200 personas al día. Esta Navidad, Joaquín se ha posicionado, en cuanto a ventas, entre los 50 más importantes de España de 10.000; y entre los 10 mejores de Madrid. Las cifras son, cuanto menos, llamativas: si lo normal es que en Navidad el 80% no supere el millón, en La Chulapa de Moncloa ya lo consiguieron en 2017. «Cuando cogí la administración, vendía 400.000 euros en lotería de Navidad, éramos reguleros tirando a malos. Ese mismo año superé el millón y, a partir de ahí, solo crecí. Este año ha sido redondo», confiesa.

Los premios

La Chulapa de Moncloa encabeza la venta de premios en Madrid, tanto en Navidad como en El Niño. Y, muy orgulloso, Joaquín afirma: «Soy el único lotero del siglo XXI que he dado cinco gordos en un año. Es una locura. De hecho, cuando mi padre llevaba el negocio vendió cero unidades de gordos».

Que el factor suerte está presente es un hecho, no obstante, Joaquín añade a eso teorías y estrategias que, por supuesto, guarda para sí. Aunque, según él, el verdadero secreto se encuentra en «una confianza en mí mismo que asustaría». Indica que, cuando ha dado un premio, ha estado convencido de ello previamente. «Llámalo brujería o magia, no sé explicarlo, es una energía espectacular», sorprende. «Este año estaba acojonado, pero a la vez convencido, de que en El Niño iba a liarla. Y así fue, di el tercero y el primero». Y aquí llega la importancia de visualizar y focalizar los objetivos, para Joaquín, una máxima. «La actitud es el 300% de la vida. El poder de la proyección es fundamental. La vida es un 60% proyección, 30% trabajo y 10% suerte».

Y dentro de los momentos más excitantes, como no, se encuentra la entrega de premios. Para Joaquín, todo un orgullo y sentimiento de satisfacción plena. «No sé lo que es que te toque el gordo, pero me es difícil imaginar una emoción más gratificante que cuando damos un premio».