Cultura
Entre letras y terapia: la poesía de Lae Sánchez
Con casi 300.000 seguidores en Instagram y la sinceridad como bandera, Lae ya ha firmado con Planeta
«Leerte y escucharte es como asistir a una terapia en el psicólogo». Esa es la frase que más le repiten los casi 300.000 seguidores que siguen a la periodista Lae Sánchez en Instagram. Tanto es así, que ha tenido la suerte de haber firmado recientemente con la editorial Planeta su último libro de prosa poética. Pero no hablemos de suerte, hablemos de trabajo y, sobre todo, mucha sensibilidad.
Los comienzos se retrotraen a un blog que leían amigos y familiares; las redes sociales no eran, ni por asomo, lo que son hoy día. «Mis amigas me seguían mucho. Yo, además de mi trabajo, siempre escribía. Si no comunicas no existes. Es súper importante manejarnos en este campo para ganar en la vida muchas negociaciones que se nos ponen por delante. Explorar nuevas vías de comunicación te hace crecer en todos los ámbitos», considera Lae.
Estudió Periodismo y se dedicó a la comunicación corporativa, pero siempre con un asterisco para su parte más personal, esas escrituras como diarios basados en su propia historia. Una página de Facebook fue el primer paso. «Al principio, creamos una comunidad de mil personas aproximadamente que para mí era impensable. Una vez alcancé a 70.000 personas, recibí la llamada de la primera editorial que me contactó, Frida, a cargo de Diego Ojeda. Tuve suerte porque llegué en un buen momento para la prosa poética, no eran muchos los involucrados en el sector, el pionero fue Defreds. Ahora hay incontables y es muy difícil destacar». Y aunque en estos tiempos tener un libro no se considere algo extraordinario, Lae es fiel defensora de que cada uno tenga sus espacios y sus oportunidades de escribir lo que sienta; «al final, todos empatizamos con una comunidad que te elige por alguna razón».
«Te lo diré bajito… Qué bueno que viniste», su primer hijo y su sueño. «Llegó en un momento que necesitaba desconectar. A todos nos pasa que, en algún punto de nuestra vida nos preguntamos ¿ahora qué hago y a dónde voy? Yo perdí el trabajo y decidí irme a otro sitio. Viví en Canarias y desarrollé el proyecto». La pluma de Lae siempre nace de sus experiencias y raíces. El entorno conforma gran parte de la personalidad y, por ello, sus libros son el reflejo de un crecimiento y una madurez literaria. «Era mucho más concisa y agresiva escribiendo. Luego, la vida te enseña que no solamente existen blancos y negros, que hay grises. Entonces venía de una relación donde lo di todo y no entendí lo que pasó… con el tiempo descubres que cuando creces la vida es más complicada de lo que creemos y hay que aprender a sentir el fracaso y a vivir todas las emociones, como las fases de pena, rabia, duelos…». Dar espacio a lo importante, relativizar, poner a las personas en su sitio… Los escritos de Lae son un espejo para todos. ¿Quiénes no han vivido lo que ella se atreve a pronunciar y a veces ni siquiera sabemos expresar? «Mi inspiración llega cuando experimento picos bajos. Los picos altos los disfruto tanto que no es el momento donde me siento a reflexionar. De hecho, mi último libro es el más duro de todos. Narra la muerte de un ser querido a causa de una enfermedad, y yo le dedico a eso mi primera página. Llamé al editor y se lo dije, que necesitaba añadirlo porque se trataba de mi abuelo, mi pilar fundamental. Fue un proceso dificilísimo. Realmente experimenté el significado de que te rompan el corazón; lo que pensaba antes no lo era», confiesa.
Entre sus aprendizajes, recuerda que no todas las personas llegan para ocupar todas las etapas de la vida, y que tampoco todo el mundo está preparado para exteriorizar su mochila. «Hay quienes llegan para inspirarte en un momento determinado, pueden continuar o no. Hay que saber despedirse y nadie nos ha enseñado. Mi madre no me explicó lo que era una relación tóxica, tampoco que me engañarían y me harían daño. Pero experimentarlo hace que, además de aprender, con el tiempo no sintomatizas igual». Según cuenta la escritora, el ser humano tiende a olvidar los momentos duros pero, sin embargo, son esos mismos los que más exponen al cambio. «Cuando estás roto por algo estás más abierto a cambiar las cosas. Si todo va bien, difícilmente te das cuenta. Hay quienes me dicen que mis textos son tristes, pero para mí, el desamor es una puerta al amor más importante, que es el propio».
Pese a que Lae recalca la relevancia de dar voz, le asusta la idea de que muchos y muchas de sus seguidores la traten como psicóloga. «No soy psicóloga aunque me digan que les sirvo como terapia. Hace poco publiqué un audio poema sobre las personas intensas, yo lo soy y a veces me culpabilizo de la impulsividad. Igual necesito dar tres vueltas en lugar de una. Es preciso para mí hablar y aclarar las cosas, poner todo sobre la mesa aunque resulte incómodo, como la ansiedad, el desamor o problemas que todos atravesamos. Mi comunidad es una suerte, muy respetuosa y buena».
Actualmente, su tema principal es el amor propio y el empoderamiento. Ha firmado «Brillo por tu ausencia» con Planeta, donde la salud mental es el foco. «Vamos a subir el cielo a pie», «Te voy a doler siempre», «Justo el día después» o «Qué bueno que te fuiste» son la mejor forma de conocer a esta escritora de prosa poética que, si le hacemos caso, «quédate con quien te abrace y te salve un poquito».
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