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Gastronomía

De menú: cuando el mediodía tiene su aquel

Deben saber que el menú del mediodía hace tiempo que dejó de estar solo relegado a bares de segunda línea

Barra de un bar de Madrid cedida

Lo notan. Sí, es ese tsunami que ya nos ha pasado por encima —cuidado, que aún quedan réplicas—. Se llama septiembre, y aunque es un viejo conocido, parece que cada año es peor que el anterior. La mente humana desde luego es maravillosa porque nos hace olvidar que las pasamos canutas cada año, por h o por b. La buena cara es cosa del pasado. Si se miran al espejo se darán cuenta de que ese moreno que tanto les ha costado conseguir y que han cultivado con mimo y cariño en estos meses, les ha desaparecido de un plumazo; lo mismo con las ojeras, su ausencia nos recordaba que le habíamos dicho chao a la alarma —ahora ya somos una comunidad de osos panda—. ¡Qué tiempos aquellos de sol y hamaca! El suspiro es inevitable.

Con este panorama, habrán notado que la primera semana de este mes ha sido puro calentamiento, una toma de contacto; lo gordo viene ahora. Preparados, listos, ¡Ya! Atascos, colegios, citas con el médico —las hemos procrastinado porque ya sabemos que las enfermedades también se cogen vacaciones—, cortes del transporte público —si es de los que cogen la línea 6, fuerza y ánimo, compañero—, proyectos que hacer, amigos que visitar, gimnasio… Una locura, vamos. Esto llega a tal punto que uno no tiene tiempo ni de comer ¡Tela marinera! A un servidor, que es un romántico de la gastronomía, le gusta sentarse a disfrutar de una buena comida y eso parece imposible con tal agenda. Pero mi esperanza se conserva intacta y aunque el break del mediodía es corto, puede ser intensamente rico si vamos a los sitios adecuados. Deben saber que el menú del mediodía hace tiempo que dejó de estar solo relegado a bares de segunda línea, del extrarradio y solo para los obreros. Ahora se puede comer en poco tiempo, comida sublime y hacer del mediodía una experiencia culinaria.

Aunque no les llegue la camisa el cuello, vayan con la lengua fuera y el reloj les avance a una velocidad x2, ya les digo que en los siguientes lugares merece la pena echar el ancla. Hay para todos los bolsillos, de todos los tipos y más allá de la capital, que fuera de la urbe muchos nos desubicamos. Mi primera mención es para uno de los grandes clásicos de la hostelería madrileña, que seguro que todos conocen y por el que en algún momento se han dejado caer: Los Morales. Si pasan por Tetuán, imposible no recalar en este lugar de peregrinación para tomar marisco. Los Morales es de esos rincones que huelen a barrio y saben a Madrid castizo. Dirán, «aquí no hay menú del día, aquí se viene a tapear». Les descubro el pastel, Cafetería La Villa. Local de al lado, del mismo dueño y ellos sí, con menú del día, que también lo ofrecen en Los Morales; por unos 15 euros, comida rica y casera y como no podía ser de otro modo, con el pescado como plato principal casi todos los días. Recomendable no, lo siguiente.

Siguiendo la estela de esos sitios auténticos, Viga Mar’s, un restaurante consagrado a la tradición española que no decepciona, como todos los locales de Grupo Asgaya, el referente de la cocina norteña con predominio de la asturiana. Recetas con solera y un ambiente acogedor atraen cada día, desde hace años, a una parroquia fiel que busca recordar la tierrina con clásicos de la cocina astur, como la fabada, las verdinas, los medallones de solomillo al cabrales, el cachopo de ternera o el pitu de caleya en pepitoria. Pero, vamos al turrón, mejor dicho, al mediodía. Viga Mar’s ofrece un menú compuesto por primer plato, segundo plato, pan, bebida, postre o café por 16 euros. Como extra, les digo que su barra es un escándalo, ya sea para la hora del aperitivo o para abrir boca antes de la cena.

De Chamartín, damos el salto y aterrizamos en Tribeca Bistro, a escasos metros de Cibeles y la Puerta de Alcalá. Este espacio recupera la cocina clásica europea y la acerca a las nuevas generaciones a través de una propuesta bien ejecutada, cuidada en su presentación, con precios sostenidos y en un ambiente animado, bullicioso, al más puro estilo neoyorquino —de ahí su nombre—. Tribeca es el sueño de Diego Santa Rosa, un joven cocinero mexicano, y su socio clave Diego Amigo. Junto a ellos, el talento culinario del chef catalán Pepe Catà; los tres han dado vida a un bistró que no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma. Recetas como el lenguado meunière, el steak tartar, los mejillones a la marinera servidos al estilo belga, el roast beef o la chuleta de cerdo empanada hacen las delicias de todos los que hemos podido disfrutarlo. Si vamos al mediodía podemos optar por su menú, que cambia semanalmente y que está compuesto por platos diferentes de la carta, pero que van en línea con la propuesta gastronómica del local; por 17,50 euros tenemos cuatro entrantes, tres principales, bebida y café. Una maravilla céntrica.

Para aquellos que nos pone los pelos de punto la comida nipona, tenemos que acudir a Makoto y disfrutar de su Bento Box. Inspirándose en la cocina tradicional japonesa, reinventa el concepto del bento japonés y lo convierte en una experiencia gastronómica única. Makoto Madrid ofrece una nueva manera de disfrutar de un almuerzo pausado, de calidad y que, además, brinda una historia: cada bocado conecta con la historia y la tradición japonesa. La Bento Box se presenta como una bandeja compuesta por cuatro platillos. Con un precio que oscila entre los 30 y 35 euros, la propuesta incluye cuatro opciones principales —sashimi, pollo a la robata, wagyu o sushi roll— acompañadas siempre de vegetales tempurizados, miso o ensalada. Disponible de lunes a viernes, de 13.00 h a 16.00 h, en cada Bento Box conviven tradición y creatividad.

Ya como extra, si están por la muy noble ciudad de Alcalá de Henares una de las direcciones gastronómicas imprescindibles es Casino de Alcalá. Su cocina, liderada por Ander Galdeano, reinterpreta la tradición con técnica y delicadeza: platos reconocibles, sencillos pero ejecutados con maestría y un sutil toque personal. Cocina de temporada, basada en productos de proximidad y ejecutada con técnica y finura. Además de la variada carta, se ofrecen dos atractivas opciones de menú del día: a 16,50 euros donde podrás elegir entre 4 primeros y 4 segundos, además de un menú ejecutivo por 25€.

Una amalgama de propuestas para no renunciar al mediodía, así salga el sol por Antequera.