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Staynutri o cómo cambiar la relación con la comida

Alejandro Sánchez e Íñigo Espí han creado una plataforma de divulgación sobre alimentación y atienden desde un punto de vista que valora la salud mental

Alejandro Sánchez y su socio de StayNutri.
Alejandro Sánchez e Iñigo Espí de StayNutriJesús G Feria

En un mundo en el que las redes sociales se han llenado de consejos fitness y de conductas restrictivas, divulgar una nutrición sana tanto para el cuerpo como para la mente podría no ser sencillo. Pero, desde un pequeño espacio en Alcobendas, Alex Sánchez e Íñigo Espí han creado Staynutri, un proyecto que habla directamente a la necesidad de establecer una relación sana con la alimentación. «La idea nació de una llamada telefónica en plena pandemia entre dos amigos», dice Alex, director del proyecto y que en aquel momento se dedicaba al mundo de la hostelería. «Quería empezar a estudiar nutrición, mientras que Íñigo había terminado esta carrera y estaba haciendo un máster», explica.

En aquel momento, la primera idea fue montar una aplicación móvil en la que, sobre todo, había contenido sobre nutrición. Solamente del boca a boca, en 10 días ya había cerca de 600 personas usándola. El proyecto comenzó a crecer hasta tener un enorme éxito en redes sociales, sobre todo en TikTok. «Cuando vimos que a la gente le gustaba el contenido y teníamos el público suficiente, decidimos dar un paso más y ofrecer las consultas de nutrición», dice Íñigo, «ofreciendo una pauta más personal, tratando con los pacientes». Hoy, con miles de seguidores en redes sociales y un podcast en marcha, Alex pasa las consultas e Íñigo diseña los menús personalizados. Sin embargo, lo que diferencia el proyecto creado por estos dos amigos de cualquier otra consulta de nutrición son dos factores fundamentales. Por un lado, su forma de entender este «mundillo, alejándolo de la «cultura de la dieta, de los resultados...». «Si el paciente no nos quiere decir cuánto pesa, no le vamos a obligar. Es una postura que reconocen que choca, pero que, a la hora de tratar los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), puede suponer una gran diferencia. Por otro lado, que, aunque atienden cualquier caso, están especializados en salud hormonal de la mujer.

«Lo que intentamos es que la gente tenga la mejor relación posible con la comida, y, para esto, es fundamental atender la salud psicológica», apunta Íñigo. «De nada nos sirve saber que la persona ha subido o bajado tres kilos si no nos preocupamos del resto de los muchísimos factores que entran en juego», añade Alex. En este sentido, es importante conocer el entorno del paciente, sus experiencias previas, qué es lo que piensa... «Muchas veces, más allá de hacer un buen menú, es necesario reeducar a la persona, porque estamos constantemente bombardeados con información sobe lo que se dietas o sobre lo que se supone que se debe hacer a la hora de nutrirnos, y muchas veces no es correcta», asevera Íñigo. «Hemos tocado una tecla que parce que mucha gente estaba esperando. Y no lo hemos hecho después de mucho análisis, sino porque es nuestra forma de pensar. La persona tiene que sentirse bien, las consultas tienen que ser un lugar seguro».

«Cuando no había empezado a estudiar nutrición porque empecé a seguir en redes a un par de doctoras, especialistas en salud de la mujer, que, desde distintos ámbitos, como la ginecología o la neurología, relacionaban todo el tema de la nutrición con lo hormonal. Me veía esos videos como si fueran clases, tomaba hasta apuntes. Y ese fue el último empujón que necesitaba para empezar a estudiar nutrición». «También es un poco lo que nos estaba pidiendo nuestro público, porque, de una forma o de otra, nuestro mensaje ha calado un más en las mujeres en un porcentaje mucho mayor». «Luego está el factor social, en el que, si bien el tema nutrición en los chicos suele ir asociado al fitness y la ganancia muscular, en la mujer un porcentaje muy elevado está en la pérdida de grasa».

«Ellas reciben, tristemente, muchísima más presión hacia su cuerpo. Y, encima, cuando se intenta abordar no se tiene en cuenta que, aunque los hombres también tenemos sistema hormonal, el de la mujer es muy complejo. Cada mes varía de forma significativa, y más aún cuando llegan periodos como el embarazo o la menopausia. Esa presión la vemos cada día en la consulta. Es tremendo. Los TCAs los tienen ellas en un 90%, y, además, en edades muy tempranas». «Además, se suelen cronificar», apunta Iñigo. «Puede haber momentos de mejoría y picos, pero esa preocupación, ese malestar y esa mala relación con la comida es muy difícil que llegue a un punto súper saludable, y es, simplemente, por la exposición continúa a la que estamos sometidos».