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Medio Ambiente

NucleGas

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

La Unión Europea dio muestras de ser una entidad razonable al poner todo el énfasis en el proceso de cierre de las minas de carbón y de las centrales termoeléctricas, en la senda del Acuerdo de París de 2015. Ahora, la propia Comisión plantea prorrogar por un tiempo las centrales nucleares y las de gas natural de ciclo combinado, ante la posibilidad de escasear la energía: de ahí «NucleGas» como título de este artículo.

España tiene todavía varias centrales nucleares en funcionamiento, con un potencial de 7.400 MW, y muchas horas de funcionamiento a lo largo del año, una parte importante de nuestra generación eléctrica. En el caso del gas natural (potencia instalada, 25.000 MW), lo importamos fundamentalmente de Argelia a través del gaseoducto Orán-Almería, y también en buques metaneros, en proporción recrecida por el cierre marroquí de los suministros a través del Estrecho de Gibraltar. Asimismo, hay importaciones de Qatar, EE UU, etcétera.

Con su propuesta «NucleGas» la Comisión Europea plantea lo inevitable. En el momento actual, ya no cabe recurrir a las centrales de carbón, mucho más contaminadoras, como medio para resolver el impresionante aumento de la demanda de energía, a la que todavía no dan abasto, por mucho que se hayan recrecido, las renovables: solar, eólica, biomasa, etcétera.

En España se ha manifestado un cierto rechazo oficial frente a la Comisión Europea, pero no parece que vaya a ser una decisión definitiva: el realismo se impondrá, seguro.

Nota bene: Este comentario de hoy lo dedico, «In Memoriam», a Carlos Zayas y Gonzalo Sol, que se nos fueron para siempre en los últimos días: dos jóvenes valientes en la lucha por las libertades y la democracia durante la rebelión estudiantil de 1956. DEP.