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Desarrollo sostenible

El Ártico, sin hielo en verano en 10 años

Una publicación de Nature asegura que el hielo marino se perderá antes de lo previsto

Deshielo del Ártico
Deshielo del ÁrticoLa RazónLa Razón

El Ártico puede perder el hielo marino antes de lo previsto. Un estudio publicado en la revista Nature Communications y liderado por la Universidad de Ciencia y Tecnología de Pohang (Corea del Sur) indica que el Polo podría quedar libre de hielo marino a final de verano a partir de 2030-2050 en todos los escenarios de emisiones posibles -incluso en uno de bajas emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI)-, lo que supone una década antes de lo que se habría previsto anteriormente.

El sexto informe de evaluación del Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPCC), publicado el pasado marzo, prevé que el Ártico esté prácticamente sin hielo marino por término medio en septiembre, cerca de mediados de siglo en escenarios de emisiones intermedias y altas, aunque no de emisiones bajas. Sin embargo, el nuevo estudio proyecta que el Ártico podría quedar libre de hielo marino en el citado mes a partir de 2030-2050 en todos los escenarios, incluso en el de cero emisiones. Estos resultados ponen de relieve «el profundo impacto de los gases de efecto invernadero en el Ártico y demuestran la importancia de planificar y adaptarse a un Ártico estacionalmente sin hielo en un futuro próximo», escriben los autores. Un Ártico sin hielo marino afectaría a las sociedades humanas y a los ecosistemas naturales, tanto dentro como fuera de esa región, cambiando por ejemplo la actividad marina, acelerando el calentamiento y alterando el ciclo del carbono.

En las últimas décadas, el hielo marino del Ártico ha disminuido rápidamente en todas las estaciones del año, con un declive cada vez mayor desde el año 2000.

Los resultados sugieren que el impacto humano en la disminución del hielo marino en el Ártico puede atribuirse en gran medida al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, la contribución de los aerosoles y los factores naturales (como, por ejemplo, la actividad solar y volcánica) resultaron ser mucho menores.