Nuestros bosques

El martes 21 de marzo se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional de los Bosques. Ese mismo día, estaba un servidor en la primera jornada de la Moción de Censura en el Congreso de los diputados. Y dentro de mi programa como candidato a presidente del gobierno, figuraba toda una previsión para los montes. Que forman parte del capital natural, del que dependemos, como sabemos los ingenieros del ramo –y yo lo soy de honor por la Universidad Politécnica de Madrid–, que resultan vitales a poco que repensemos en una visión a largo plazo.

Los bosques españoles son importantes sumideros de CO2 , que absorben el equivalente al 20 por 100 del total de las nocivas emisiones del país. Además, generan biomasa, una forma de energía renovable insuficientemente desarrollada entre nosotros. Y que con las umbrosas arboledas contribuyen a mantener más frío el planeta, frente a la fuerte elevación de su temperatura media. Sin olvidar que el caminar por los bosques es el mejor fármaco contra el estrés humano, como se tiene ya reconocido en muchos países.

Frente a tantas conveniencias, la atención a los bosques en España es insuficiente: ahí tenemos los incendios forestales, con cifras de superficies dañadas, en el manto y en el vuelo, a todas luces alarmantes. A ese respecto, en el año 2022 se alcanzó la cifra de 252.690 Ha de montes afectados por los incendios. Con pérdidas evaluables en varias veces los gastos de la lucha contra el fuego, siempre insuficientemente ordenada y coordinada.

No vamos a invocar aquí la resurrección de ICONA, pero sí que es necesaria una mayor cooperación por los bosques, a escala de toda la nación. Como igualmente sería preciso formar un Cuerpo de voluntarios ecológicos, a fin de tener mayor cuidado de los bosques. Una organización para todo el país, fundamentalmente su juventud urbanita. Ese es el futuro. Palabra de candidato.

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