Prueba: Mini Countryman híbrido enchufable, una perfecta solución de movilidad

Desde su lanzamiento, los Mini han sido siempre objeto de deseo tanto por su diseño como por sus prestaciones, sobre todo, en las versiones Cooper S. La versión Countryman añade espacio suficiente que a veces se echa de menos en otras carrocerías más pequeñas. Y ahora, con la potenciada versión híbrida que combina además cuatro ruedas motrices, se convierte en un automóvil que reúne todos los elementos necesarios para convertirse en una de las más adecuadas soluciones de movilidad del mercado.

Porque este Countryman reúne una serie de características que facilitan la vida de su propietario. En primer lugar, su motor eléctrico ha sido equipado con una nueva batería más potente que se beneficia de la amplia experiencia que la casa madre BMW tiene en el campo de los eléctricos. Esta mejora le permite elevar su autonomía en modo únicamente eléctrico hasta los 57 kilómetros. Es decir, un recorrido diario que normalmente está por debajo de la distancia que recorre cualquiera que viva en ciudad o sus alrededores. Gracias a esta parte eléctrica lleva en su cristal la “Etiqueta 0”, lo que le permite circular por las grandes ciudades sin ningún tipo de restricciones y beneficiarse de aparcamiento gratuito en las zonas vigiladas.

El enchufe de carga está situado en la aleta delantera del lado del conductor, bajo una tapa con la “E” en amarillo. Se conecta fácilmente a la red doméstica y tarda en recargarse algo más de cinco horas, es decir, durante la noche. Pero si instalamos un cargador rápido “wallbox” sobre la misma instalación, el tiempo de recarga se reduce a poco más de tres horas. Eso sí, el espacio de las baterías resta en unos 45 litros la capacidad del maletero, ya que van situadas en la parte más baja del chasis para situar lo más bajo posible el centro de gravedad.

Aún así, la capacidad es otra de las ventajas del este coche ya que su maletero es de 405 litros y ampliable hasta los 1.275 en el caso de que optemos por abatir los respaldos de los asientos para guardar objetos más voluminosos. La zona de pasajeros es bastante amplia, con cuatro cómodas plazas, aunque en las traseras pueden viajar tres personas ocasionalmente. Las delanteras son similares al resto de los Mini de la gama. Es decir, butacones amplios y que sujetan bien el cuerpo en las curvas. El salpicadero mantiene el estilo tan personal que ha cautivado a miles de compradores, presidido por el gran reloj central que, en este caso, incluye asimismo el nivel de carga de electricidad de la batería. Los mandos son asimismo muy personales y el botón de puesta en marcha, una tecla de diseño que, en el caso de los eléctricos, vuelve a repetir el color amarillo.

Añadamos a todo esto su mayor altura al suelo, de 16,5 centímetros y, sobre todo, su tracción a las cuatro ruedas. Ambas características le permiten una utilización dinámica en caminos de tierra. No es suficientemente alto como para pasar por zonas trialeras, pero sí para poder llegar a cualquier finca fuera del asfalto. El motor eléctrico va acoplado al tren posterior y la estabilidad en terrenos de poca adherencia ha mejorado considerablemente frente a los tracción delantera. Se convierte así en un coche ideal para circular también por nieve.

En la parte mecánica, el motor principal es un tres cilindros turbo de litro y medio de cubicaje que desarrolla una potencia de 136 caballos que, conjuntamente con la del motor eléctrico, se convierten en 224. Con ellos, las prestaciones de este Countryman se disparan. Con el motor eléctrico puede rodar hasta a 125 por hora, pero cuando entra el motor térmico, la velocidad punta roza los doscientos por hora y la aceleración de 0 a 100 es de 6,2 segundos. Y en su conjunto, el consumo se sitúa en 2,1 litros gracias a la utilización del eléctrico y las baterías cargadas al cien por cien.

Con todas estas características este Mini Countryman es, como hemos apuntado al principio, uno de los modelos más completos para cualquier uso. Su precio, de unos cuarenta mil euros, puede parecer elevado, pero no lo es si lo comparamos con las alternativas similares de la competencia. Y supone una compra en la tendencia que marca el futuro de la automoción en los próximos años en donde los híbridos enchufables van a jugar un papel fundamental en la movilidad por la facilidad de no tener que prever, como ocurre en los eléctricos puros, largas paradas en mitad de los viajes para la recarga.