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BMW no sólo son coches, también investigación marina

La empresa alemana financia un proyecto de recuperación de la fauna en las costas de Cataluña

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La financiación de un proyecto que persigue la biodiversidad marina en las costas españolas con la construcción de un ambiente natural esencial para la recuperación y el desarrollo de las especies es el proyecto ecológico más ambicioso que está financiando BMW y que ya ha conseguido resultados espectaculares.

Hace varias décadas una iniciativa privada pensó en impulsar la vida subacuática en Torredembarra. Lejos de copiar actuaciones anteriores en las que se hundían barcos viejos o estructuras similares para crear una zona refugio de fauna marina, se estudió el fondo de esa zona y se descubrió que era del mismo tipo de carbonato cálcico que el de una cantera cercana a 15 kilómetros de la costa, una zona sumergida bajo el mar hace 25 millones de años. El ambicioso proyecto trataba de realizar estructuras piramidales con oquedades con ese material y sumergirlas en la zona.

Es este el ambicioso proyecto que decidió apoyar el grupo BMW y crear varias montañas subacuáticas para formar diez arrecifes submarinos. De esta manera se daba sentido al slogan de la iniciativa “Devolver al mar lo que es del mar”. Tras un año de existencia, los científicos de Natural Art Reef han superado las mejores expectativas, pues han conseguido un espectacular aumento de especies marinas, la proliferación de otras que antes no se hallaban en la zona, así como el descubrimiento de costumbres nuevas de otras que están provocando profundos estudios biológicos. Son en total 40.000 toneladas de carbonato cálcico que ocupan un área similar al de un campo de fútbol y alcanzan una altura de 22 metros, dando cobijo a más de 250 especies diferentes.

Gracias a estos espectaculares resultados se está creando un centro de estudios científicos y tecnológicos sobre la biodiversidad marina y la restauración ecológica. Ejemplo de ello es la simbiosis entre el Pez Luna y la Chopa, que acuden allí para su limpieza y alimentación respectivamente, comportamiento que se ha documentado por primera vez en este proyecto. También se ha observado que el mejillón, una especie que había disminuido drásticamente su presencia en la zona a lo largo de las últimas tres décadas, gracias al material de la estructura y las condiciones ambientales vuelve a estar presente en la costa de Torredembarra incluso a mayor profundidad de la que se conocía hasta ahora.

Otro de los hitos más significativos sobre el arrecife es el crecimiento de la gorgonia, uno de los corales más característicos del Mar Mediterráneo y que a fecha de hoy, se han observado un total de 13 gorrinas de poco más de 1 centímetro; los corales blandos son creadores de hábitats que dan refugio, alimento y reproducción a una gran variedad de especies marinas y son objeto de numerosos esfuerzos de conservación.

Tras este primer año, se han observado más de 250 organismos diferentes en la estructura. Se han identificado 147 especies de especial interés para la conservación, distribuidas en tres categorías: 62 especies bioindicadoras, 12 amenazadas y 9 protegidas. Estas especies son clave para evaluar la salud y capacidad de regeneración del ecosistema marino sin afectar además a otras especies conocidas como el calamar, el pulpo o la sepia que realizan al amparo de estas estructuras sus desoves, a lo que se unen otras especies protegidas como el atún rojo o la raya obispo.

Además, su especial ubicación y el desarrollo de todas las especies citadas ha permitido que más de dos mil buceadores profesionales de la investigación hayan podido estudiar y observar el entorno, recolectando datos científicos y sentando las bases para que, en un futuro cercano, pueda ser accesible al público. El proyecto financiado por BMW sigue desarrollándose para crear este nuevo ecosistema marino en las costas españolas.