Prueba
Smart #5, cambio de tendencia venido de China
La versión Brabus eleva sus niveles de deportividad hasta límites propios de un coche de competición
Hay que cambiar el concepto que, hasta ahora, tenía la mayoría de la gente sobre el tipo de coche que era un Smart. Un automóvil de dimensiones muy contenidas y vocación eminentemente urbana. La llegada del #5 rompe todos estos esquemas al presentar un SUV de dimensiones medias, con mecánica eléctrica, un buen espacio interior, alta tecnología y prestaciones brillantes que, en la versión Brabus, pasan a ser extraordinarias y nos hace sentir sensaciones propias de un deportivo de competición.
Ello no quiere decir que renuncie a sus condiciones de coche útil para ciudad. Siguiendo las últimas tendencias, presenta una carrocera SUV con dimensiones suficientes para conseguir una buena habitabilidad interior sin perder agilidad en el tráfico urbano. Mide 4,69 de largo por 1,70 de alto y 1,82 de ancho y aporta una distancia entre ejes de 2,90 metros. En cuanto al maletero, tiene una capacidad de 630 litros, ampliables a 1.630 cuando abatimos los respaldos traseros, además de un pequeño cofre en la parte delantera de 72 litros, ideal para guardar los cabes de recarga. Todo el conjunto da en la báscula 2.370 kilos, lo cual es normal teniendo en cuenta que en los eléctricos siempre las baterías aumentan el peso. Pero la suspensión de doble horquilla en el eje delantero garantiza una conducción equilibrada y un alto nivel de confort, incluso con un estilo de conducción deportivo o en superficies irregulares.
El conductor tiene a su disposición cinco modos de conducción todoterreno (Adaptativo, Arena, Nieve, Barro y Roca) y una elevada distancia al suelo de hasta 19,7 centímetros, con una profundidad de vadeo de 50 cm., lo que facilita la conducción fuera del asfalto. Como complemento, está equipado con todas las habituales ayudas a la conducción. En cuanto a la recarga, el Smart #5 cuenta con una batería de iones de litio de 100 kWh, capaz de ofrecer una potencia de carga de hasta 400 kW que le permite recuperar del 10 % al 80 % de su energía en tan solo 18 minutos, según los datos del fabricante. En el salpicadero encontramos una pantalla frontal con un panel de instrumentos de 10,25 pulgadas y dos pantallas de 13 pulgadas con control de voz, una de ellas central y otra para el copiloto. Especialmente desarrollado es el equipo de sonido de Sennheiser, que cuenta con 20 altavoces de alta fidelidad y una potencia máxima de 1.190 vatios.
Este modelo, que se fabrica en las factorías del grupo Geely en China sobre la base de un diseño de Mercedes Benz, se presenta en el mercado con varias terminaciones es, desde la básica Pro hasta la cumbre Brabus, con precios que, incluyendo las ayudas Moves cuando se encuentren, se sitúan entre los 39.790 y los 54.790 euros. Las versiones superiores cuentan con tracción a las cuatro ruedas y el Pro, la alternativa más barata, ofrece 335 caballos, una aceleración de 0 a 100 por hora en 6,9 segundos, una velocidad máxima de 200 por hora y una autonomía de 465 kilómetros, en datos del fabricante. La versión intermedia, denominada Pulse, eleva su potencia a 578cv. y acelera en dos segundos menos.
Nosotros tuvimos la ocasión de conducir un ejemplar Brabus, cuya potencia llega hasta los 636 caballos, su velocidad punta sube a 210 y la autonomía aumenta hasta los 540km. Pero lo más impresionante es la aceleración. No solo desde parado, que consigue ponerse a cien por hora en solo 3,8 segundos, sino la fuerza que transmite desde cualquier velocidad teniendo en cuenta su tracción total y la inmediatez de reacciones de su mecánica totalmente eléctrica. Unas sensaciones de velocidad y efectividad difíciles de encontrar en un automóvil no construido específicamente para la competición. Sencillamente impresionante.